Una iglesia se disculpó por la “quema de brujas” ocurrida hace casi medio milenio
Gregor Maria Hanke realizó un “mea culpa” sobre el accionar de la iglesia durante el medioevo. Según explicó el obispo de la diócesis católica de la ciudad bávara de Eichstätt, el silencio debe romperse definitivamente para llevar paz a descendientes de las 25 mil personas que fueron ejecutadas en Alemania entre los siglos XV y XVIII.
Hanke dijo que el virtual silencio sobre las víctimas que fueron quemadas en la hoguera es “una herida sangrante” en la historia de la Iglesia, y adelantó que instalará una placa conmemorativa en la catedral local dedicada a las víctimas que fueron perseguidas por ser consideradas como “brujas”.
La medida de Hanke continúa una corriente interna de miembros de la Iglesia que comenzó en 2011, cuando Hartmut Hegeler, un pastor alemán retirado, decidió recorrer más de 50 pueblos alemanes para disculparse por las quema de brujas.
“La iglesia tenía miedo de la Reforma y los juicios por brujería eran un medio para combatirla. Cualquiera que diera la espalda a la fe católica era etiquetado como aliado con el diablo. Funcionó“, lamentó en su momento Hegeler.
Las personas que eran consideradas como “brujas” recibían brutales agresiones para “que confiesen su pacto con el diablo”. En algunos lugares intentaban ahogarlas, asegurando que si sobrevivían era por los demonios que tenían en su interior. Finalmente, se las incendiaba frente al pueblo, demostrando el poder de los inquisidores.
El obispo Gregor Maria Hanke habló durante el adviento, donde también hizo alusión al Covid-19 en medio de un rebrote en Alemania. “El virus no se detiene en determinadas personas o en determinadas naciones. Nos enseña que todos somos iguales. El virus puede afectar a todo el mundo, por lo que aprendemos de nuevo que pertenecemos juntos, que somos una gran familia humana que somos responsables unos de otros”.
“Confiando en Dios, la gente no tiene por qué tenerle miedo al coronavirus. Ciertamente, debemos ser cuidadosos y cuidadosos. Pero Covid no es la última palabra. La última palabra es la palabra de Dios que nos da fuerza, que nos hace florecer“, manifestó el obispo.