Una final con un solo antecedente y sin la filmación del único gol
El partido fue televisado en directo por Canal 7, sin el despliegue ni la calidad de una transmisión actual, pero el gol se observó con nitidez. Lo hizo Rubén José Suñé, de tiro libre, a los 27 minutos del segundo tiempo. Gracias a ese pelotazo, que entró por el ángulo izquierdo de un Pato Fillol que todavía acomodaba la barrera, Boca venció 1-0 a River en la única final mano a mano de la historia disputada hasta ahora.
El gol -único de tiro libre que metió Suñé en una carrera que empezó en 1967 y terminó en 1981- es inolvidable pero invisible: no aparece, nadie lo encuentra, está extraviado o destruido. ¿Cómo se entiende que haya registro del Centenario (1910), del primer Mundial (1930), de los funerales de Evita (1952), del Cordobazo (1969) y no de ese gol?
Básicamente hay tres teorías que justifican el faltante.
La primera es la conspirativa: los jerarcas de la Junta Militar, hinchas de River en su mayoría y socios honorarios de la institución durante casi dos décadas, buscaron eliminar la memoria de aquel campeonato conquistado por el equipo de Juan Carlos Lorenzo.
La segunda, muy difusa, habla de algún siniestro en dependencias del canal público que provocó la pérdida del valioso material fílmico. Hasta se involucra a uno o dos periodistas notorios.
La tercera es la más sensata. Diego Estévez -autor de La Final, un libro dedicado justamente a aquel Superclásico decisivo- desarrolló la idea en el programa Muy Boca Radio: “En los noticieros de la época se cortaban los rollos de película para pasar las partes salientes. Esto explica que algunas jugadas, como un gol anulado a Juanchi Taverna o escenas de la vuelta olímpica, estén disponibles y no así el gol de Suñé o una gran atajada del Loco Gatti a Jota Jota López”.
Se recupere o no la imagen, el gol de Suñé existió y, hace poco más de 41 años, generó un estallido de euforia boquense.
Fuente: Clarín