Un argentino se dio la vacuna contra el coronavirus de Oxford: “Me anoté como voluntario por miedo”
Pablo Andrés Berra nació en Lomas de Zamora, Buenos Aires. A los 3 años, se mudó con su familia a Santiago del Estero. Actualmente vive en Sudáfrica, y se transformó en el primer argentino en ser inoculado con la vacuna experimental contra el coronavirus que está elaborando la Universidad de Oxford, en el Reino Unido. Estas pruebas de la Universidad de Oxford están dirigidas a voluntarios en el Reino Unido, Brasil y Sudáfrica.
Fue seleccionado como voluntario por la Universidad de Witts de Sudáfrica, asociada en la investigación. Tras pasar los exámenes a los que fue sometido, recibió la vacuna hace unos días y contó su experiencia.
Es docente de un colegio especial Montessori. Su esposa está internada con COVID-19. Durante la prueba de vacuna, debe estar expuesto al contagio. “Afortunadamente pasé las pruebas de salud y he avanzado al siguiente paso que es la vacuna y ahora estoy en el control por doce meses”, contó tras haber sido vacunado en un laboratorio de la Universidad de Witts.
Al argentino le informaron que “los efectos secundarios son mínimos, podría haber mareo, vómito, fiebre y sólo afecta a muy pocas personas, nada de qué preocuparse”. Además, contó que le “podría causar una reacción alérgica grave, pero que no hubo casos”. Está siempre acompañado de profesionales de la salud por si llega a pasar algo.
!Cada visita al laboratorio implica hisopado y análisis de sangre una y otra vez, para ver el desarrollo de los anticuerpos. Al principio le temía al hisopado, pero no es doloroso, es una sensación extraña a la que ya me he acostumbrado”, relató.
En cuanto al proceso dijo: “La Universidad de Witts se conectó hace un par de semanas conmigo y me convertí en algo así como un ‘chimpancé de laboratorio’ por ser la vacuna de ellos. Estuvieron haciéndome numerosos estudios de salud para ver si yo daba con los requisitos que ellos buscan: que no haya tenido el virus antes ni ahora, ni HIV, diabetes, obesidad, hepatitis B, ni sea fumador, alcohólico, antecedentes de enfermedades en mis padres y tener entre 18 y 65 años. Hay otro grupo menor de voluntarios que son 50 personas portadoras del HIV”.
También reveló: “De los que recibimos la vacuna, a la mitad se le aplica un placebo, pero ni el que aplica la vacuna ni el voluntario sabe si es la vacuna verdadera. Ambas tienen el mismo color“.
“Si un nuevo tratamiento es sistemáticamente mejor que un placebo y es seguro, puede comercializarse, venderse y prescribirse. Una vez que la vacuna sea aprobada, se les aplicará gratis como agradecimiento a todos los voluntarios que hayan recibido antes el placebo”, precisó.