Trump restringe los visados para priorizar la mano de obra estadounidense
Preocupado por que la alta tasa de desempleo le complique su reelección en noviembre, el presidente estadounidense va a restringir los permisos de trabajo para los extranjeros en casi todas las categorías. Primero de todo, extiende hasta finales de año el decreto que ya firmó el pasado abril en el que durante 60 días limitaba los permisos de residencias permanentes.
Además, las restricciones afectarán a los permisos de trabajo temporales como el visado H-1B para personas con talentos especiales, muy usada por la industria tecnológica, y las H-2B para trabajadores poco cualificados. Otros visados afectados son los de categoría J para los académicos e investigadores y los permisos L que usan las empresas para llevar a trabajadores que están en el extranjero a EEUU. Habrá sin embargo algunas excepciones como el sector alimentario o las cuidadoras de niños.
Paralelamente, el gobierno anuncia más trabas en el papeleo que tienen que hacer los demandantes de asilo, que en promedio esperan dos años para obtener una respuesta a su demanda.
La crisis económica desatada por el Coronavirus ha provocado que 45,7 millones de personas hayan solicitado los subsidios semanales por desempleo. El objetivo de estas nuevas medidas que impactan a los extranjeros es que los estadounidenses puedan encontrar trabajo más fácilmente.
Desde la Casa Blanca se calcula que con las restricciones a los extranjeros se liberarán cerca de 525.000 puestos de trabajo para los estadounidenses. “El presidente Trump está enfocado en que los estadounidenses vuelvan a trabajar tan pronto como sea posible”, indicó a la agencia de noticias AFP un funcionario que pidió no ser identificado.
Las medidas no han creado consenso entre la clase política estadounidense. “Quienes creen que la inmigración legal, particularmente las visas de trabajo, dañan al trabajador estadounidense no comprenden la economía de Estados Unidos”, dijo Lindsey Graham, senador de Carolina del Sur y usualmente firme aliado de Trump.
Desde el sector empresarial también ven con recelo estas medidas que privilegian la mano de obra estadounidense, sobre todo las empresas tecnológicas. Incluso la Cámara de Comercio ha advertido que las retracciones a la mano de obra extranjera pueden perjudicar la reactivación económica.