jueves, noviembre 21, 2024
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Trump lo hizo: el magnate ya tiene los delegados para ser candidato republicano

LA GRAN SORPRESA DE ESTA CAMPAÑA ELECTORAL ESTADOUNIDENSE, TRUMP, ALCANZÓ ESTE JUEVES EL NÚMERO DE DELEGADOS NECESARIOS PARA CONVERTIRSE EN EL CANDIDATO PRESIDENCIAL REPUBLICANO, TRAS SUPERAR UNA MASIVA CAMPAÑA EN SU CONTRA, INCLUSIVE DE SU PROPIO PARTIDO.

Inusualmente sobrio y moderado, Trump se declaró “honrado” de haber alcanzado en las urnas la mayoría de los delegados necesarios para imponerse en la Convención Nacional Republicana de julio próximo, en la que la fuerza opositora elegirá formalmente a su candidato a suceder a Barack Obama en la Casa Blanca.

Trump necesitaba sumar 1.237 delegados, y varios de ellos que por la ley de sus estados no están obligados a votar por el candidato por el que fueron electos, anunciaron este jueves su apoyo al magnate, que llegó a sumar así 1.238, uno más que los que necesitaba para, en teoría, garantizarse su triunfo en la convención.

Lejos de llegar a la Convención Nacional con esa mayoría ajustada, todo indica que Trump sumará muchos apoyos más en el supermartes del próximo 7 de junio, en el que los republicanos deben elegir 303 delegados en cinco estados, entre ellos, California, el de mayor caudal electoral del país.

Horas antes de conocerse que Trump había llegado al “número mágico” de la primaria presidencial opositora, Obama dijo que el ascenso del magnate tenía “inquietos” a varios líderes mundiales, en declaraciones a la prensa en Japón durante la cumbre del grupo de los siete países más ricos del mundo (G7).

“No saben con qué nivel de seriedad deben tomarse algunos de sus comentarios. Están inquietos con él y por una buena razón, ya que muchas de la propuestas que hizo revelan o bien ignorancia en cuanto a asuntos mundiales o bien una actitud arrogante”, dijo Obama, citado por la agencia de noticias EFE.

Trump le contestó más tarde en una conferencia de prensa que ofreció en Bismarck, Dakota del Norte, para celebrar su nominación presidencial.

“Cuando uno inquieta a alguien es algo bueno, porque muchos en el mundo, muchos de los países del mundo abusaron y se aprovecharon de nosotros (…) Si se inquietan de manera amigable…eso es algo bueno, no algo malo”, afirmó el magnate, escoltado por la primera plana de su campaña.

A lo largo de la conferencia de prensa, Trump prometió “bajar los impuestos a todos” y desregular la economía, ya que, afirmó, “alrededor del 75% de las regulaciones actuales son terribles para el país”.

“Las fuerzas del mercado para mí son hermosas”, sentenció el multimillonario.

Trump se mostró más calmado, cauto y evitó reiterar sus promesas y propuestas más controvertidas.

Cuando le preguntaron si seguía apoyando una bloqueo para todos los musulmanes que quieran ingresar al país, simplemente respondió: “Vamos a buscar una solución al terrorismo radical islamista”.

La victoria de Trump en las primarias republicanas marca el desenlace de una travesía llena de controversias, peleas intestinas de la oposición y, ante todo, de sorpresas.

Cuando el 16 de junio del año pasado, Trump y su esposa, Melania, bajaron al lobby del edificio emblema del empresario en Nueva York, la Trump Tower, en una escalera eléctrica con la canción “Rocking in the Free World” de Neil Young de fondo y anunciaron su intención de competir dentro de la interna presidencial republicana, nadie lo tomó en serio.

Los chistes rápidamente se convirtieron en advertencias, reacciones indignadas y acusaciones cuando Trump, como precandidato presidencial, dijo que los mexicanos que cruzan la frontera son “violadores”, cuando prometió construir un muro entre Estados Unidos y México, y cuando propuso prohibir la entrada al país de todos los musulmanes por un tiempo indeterminado.

Su discurso racista, sumado a sus críticas a mujeres y su recurrente táctica de insultar a detractores y rivales en la interna presidencial, le ganaron de inmediato el repudio de prácticamente toda la cúpula republicana y de los funcionarios de ese partido en Washington y en el resto del país.

El aparato partidario republicano intentó apoyar a varios de los precandidatos moderados, pero ninguno logró robarle el impulso al magnate inmobiliario, quien uno tras otro ganó 31 de los 50 estados en el sur, norte, este y oeste del país, en las regiones más conservadoras, en distritos con un importante número de latinos e, inclusive, en grandes ciudades.

Pese a los esfuerzos del establishment republicano y una masiva campaña anti Trump, los otros 16 precandidatos presidenciales tuvieron que aceptar que no podían convencer a los electores y, para principios del corriente mes, Trump ya era el único aspirante opositor en carrera para la Casa Blanca.

Sin más opción y como un efecto dominó, congresistas, senadores y miembros de la cúpula republicana anunciaron su apoyo al empresario multimillonario y comenzaron las reuniones para suavizar las diferencias y lanzar una campaña unida de cara a los comicios generales de noviembre próximo.

Sin embargo, la “victoria aplastante” de Trump, según la calificó este jueves el propio candidato, todavía no convenció a todos los referentes políticos de la oposición.

Durante la conferencia de este jueves, el magnate contó que el miércoles por la noche habló otra vez por teléfono con Paul Ryan, el presidente de la Cámara de Representantes y el principal líder republicano en el Congreso e hizo un esfuerzo por bajarle el tono al hecho de que aún no recibió su apoyo.

“Tuvimos una buena charla…veremos qué pasa”, repitió una y otra vez.

También fue vago al referirse al apoyo concreto que tiene dentro del Partido Republicano.

“Mi mensaje es que ganamos un apoyo masivo en todo el país y cada vez recibimos más apoyo del partido”, sostuvo.

Sin embargo, el casi candidato -no lo será oficialmente hasta ser proclamado en la convención- sigue provocando un fuerte repudio entre muchos estadounidenses, como se vio anoche en un acto electoral del magnate en Anaheim, California, cuando un grupo de detractores se enfrentó a los golpes con varios simpatizantes de Trump.

La policía detuvo a cinco personas y canceló el evento “por el bien de la seguridad pública”.

Todo indica que esta crispación no desaparecerá en el futuro cercano y posiblemente podría escalar en los próximos días, ya que Trump y el precandidato demócrata, el socialista Bernie Sanders, aceptaron debatir frente a las cámaras en California, antes de las primarias del 7 de junio.

El jefe de campaña de Sanders, Jeff Weaver, reafirmó este jueves en diálogo con la cadena de noticias CNN la necesidad del debate “para derrotar a Trump” en las elecciones generales de noviembre porque sino “sería desastroso para Estados Unidos”.

En cambio, Hillary Clinton, la favorita del oficialismo para convertirse en candidata presidencial, se niega a hacer un último debate con su adversario Sanders antes de la última jornada de internas.

A diferencia de Trump, Clinton no consiguió una victoria tan aplastante en todo el país; sin embargo, parece haberse garantizado la nominación con el apoyo mayoritario de los superdelegados, los más de 700 representantes del Partido Demócrata que votan en la Convención Nacional pese a no ser electos en las primarias. (Agencia Télam)

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