Silencio en EE.UU. tras la denuncia de Cristina
El gobierno de Barack Obama pasó el primer día de su condición de “conspirador” contra el país y, tal vez, contra la integridad de la Presidenta sin acusar registro de la grave escalada que le deparó Cristina Kirchner, la más dura en sus siete años de gobierno.
Pese a las consultas de LA NACION, no hubo comentarios formales de ninguna de las agencias de gobierno. Tampoco hubo mayor registro en los principales medios de referencia del país, lo que marcó -una vez más- el contexto de agenda en que se situaron las afirmaciones de la presidenta.
El Departamento de Estado centró su día en las derivaciones de la cumbre de 24 horas antes con el primer ministro indio, Narendra Modi. La Casa Blanca, en tanto, atendía al israelí Benjamin Netanyahu, que entró en el despacho oval por primera vez desde que empezó la guerra de Gaza.
Más allá del silencio, el discurso de la Presidenta y sus duras acusaciones contra la administración demócrata, se evaluaba la posibilidad de una respuesta que, sin embargo, al cierre de esta edición no se había producido.
En el contexto entró también la ratificación de todos los dichos que hizo el saliente jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, para quien lo que hizo la Presidenta fue “poner límites” al supuesto “intento de intromisión interna” de los Estados Unidos. Entre quienes aquí siguen la relación con la Argentina coincidían en el “difícil retorno” de la situación a un cauce normal mientras el Gobierno haga de la causa buitre un caso de “golpismo activo” y “conspiración” montada desde el terrorismo financiero, con el aval de los Estados Unidos.