“Sigo escuchando los gemidos y gritos de dolor”, confesó la sobreviviente de la tragedia del Chapecoense
Esta semana se cumplió el primer aniversario de la tragedia aérea del Chapecoense. Hace unos días, Jackson Follmann, uno de los seis sobrevivientes, relató cómo vivió el minuto a minuto después del accidente. Y ahora, la auxiliar de vuelo Ximena Suárez, contó cómo vive su recuperación.
“Gracias a Dios cada día estoy mejor. Antes tenía pesadillas todas las noches. Cada vez que me subo a un avión, voy medicada. Mi familia y Dios son quienes me han ayudado”, contó.
Y agregó: “Mi psicólogo está acompañándome para que vuelva a trabajar. No descarto seguir arriba de los aviones. Tuve que volver a aprender a caminar y es el día de hoy que todavía tengo problemas. Cuesta mucho”.
Además, Suárez contó que después de la caía del avión, no perdió la conciencia en ningún momento. “Todavía sigo escuchando los gemidos y gritos de dolor. En el momento que cayó el avión y empezó a derrapar, lo único que tenía en mente eran las caras de mis hijos”, dijo.
“Después de la tragedia se alejaron las malas amistades, aquellas con las que salía a bailar, por ejemplo. Para mi hijo de 7 años soy su heroína por haber sobrevivido. Cuando volví al lugar del accidente comencé a gritar y llorar. Quería respuestas, tenía rabia, sirvió para desahogarme”, confesó en diálogo con Puro Fútbol.
Además, la azafata boliviana contó que si bien la empresa LAMIA pagó el seguro de 25.000 dólares, no recibió asistencia y tuvo que usar la plata en una operación a la debió someterse.
“El Gobierno de Evo Morales no me ayudó en nada. Tampoco recibí ningún llamado del Estado. Quiero irme de Bolivia, no quiero vivir más acá. Tengo propuestas de trabajo en Colombia y Brasil”, añadió.