Señalan un cambio de actitud del tío de Sheila el día del hecho
Hasta el día que su sobrina Sheila Alejandra Ayala desapareció, Fabián González no dejaba que sus hijos jugaran con otros chicos del complejo Campo Tupasy.
No los dejaba salir del departamento del segundo piso. Sin embargo, el día que la niña de 10 años fue vista con vida por última vez el acusado les prohibió a sus hijos que subieran y entraran en la precaria vivienda.
Según los vecinos del barrio Trujui, el día que desapareció Sheila el esposo de la madrina de la niña cambió su conducta habitual. En la autopsia, los forenses indicaron que la víctima habría sido asesinada el mismo día que desapareció.
De confirmarse estos dichos de los vecinos, se complicaría más la situación de González y de su pareja, Leonela Ayala, que en su declaración indagatoria se desligó del asesinato y afirmó que no había estado en su casa entre las 11.30 y las 18. La imputada, madrina y tía de Sheila, dijo que se había ido con sus hijos a esa hora, aunque no precisó a qué lugar.
Un vecino describió a González como una persona autoritaria, que no dejaba que sus hijos jugaran con el resto de los niños que viven en el precario complejo. Pero, curiosamente, el día que Sheila fue asesinada, cambió su conducta. Aparentemente, para que no pudieran entrar en su propia casa.
Otro vecino que vive en Campo Tupasy percibió un fuerte olor dentro de su casa. La pared de su vivienda da al hueco de 60 centímetros de la medianera. Esa pared tiene agujeros por los que entraba el pestilente olor. El dueño de casa le pidió a su hijo que fuera a buscar a uno de los bomberos que participaban de la búsqueda de Sheila.
Un bombero llegó acompañado por un policía y apoyaron una escalera contra la pared para poder asomarse al hueco y tratar de encontrar la fuente del olor. Al advertir esa escena, González se acercó y habría increpado a su vecino gritándole: “¿Qué haces con esa escalera?”, según relató uno de los habitantes del complejo.
Cuando el bombero y el policía se asomaron y caminaron por la parte superior de la pared, mientras hacían equilibrio vieron un colchón derruido y advirtieron el olor al que se refería el vecino. Debajo del colchón había una bolsa de basura; adentro estaba el cuerpo de Sheila.
Al revisar la casa de González, los técnicos de la Policía Científica encontraron una bolsa de basura similar a la usada para cubrir el cuerpo de la niña y una cinta de embalar idéntica a la que se utilizó para cerrar la bolsa. Con esos indicios, el fiscal de San Martín Gustavo Carracedo ordenó la aprehensión de González y de su pareja, Leonela. (La Nación)