Se quejó por el exceso de mensajes en un grupo de mamis y papis de WhatsApp ¡y lo echaron!
Muchos grupos de WhatsApp son odiosos. Infinidad de mensajes irrelevantes, fotos no pedidas, audios. Todo lo peor del mensajero, multiplicado por la cantidad de usuarios. Pero hay algo todavía peor: los grupos de mamis y papis (no sabemos por qué se escribe en diminutivo pero es así) del colegio.
¿Este flagelo es exclusivo de la Argentina? No, en España también lo sufren, como reveló el usuario de Twitter Eugenio d’Ors, que tuvo una “pequeña diferencia” con los papás de los compañeros de una de sus hijas y terminó expulsado del grupo.
No sé si lo han puesto en la intranet, o han pasado una circular, o lo tengo que preguntar, o se ha dicho en el wasap de los padres, que por cierto no estoy porque me echaron. El caso es que es dentro de dos semanas y no tengo ni idea. Me tengo que informar.
— Eugenio d’Ors (@ra_LA_me) 5 de diciembre de 2018
Este fue el primer mensaje que subió sobre el tema, y tras generar bastante intriga por más de una semana decidió contar la historia completa. El primer tuit, en menos de un día ya acumula 13 mil me gusta.
Bueno, pues como sois cientos los que me preguntáis cómo logré que me expulsaran del grupo de wasap de padres del curso de mi hija de P3, no me queda otra que explicarlo, pero os advierto que esto ha generado demasiadas expectativas y ya veréis que no es para tanto
— Eugenio d’Ors (@ra_LA_me) 14 de diciembre de 2018
“Todo empezó en la reunión que se hizo en junio para darnos la bienvenida al colegio. Yo ahí ya me puse de mal rollo, porque detecté una cuchipandi de papis y mamis, unos quince, que ya se conocían de la guardería. Ya se estaban haciendo los dueños del cotarro“, explicó el papá, con un par de palabras que a nosotros nos parecen muy divertidas porque nunca las habíamos escuchado. “Cuchipandi” y “cotarro” son maravillosas.
En realidad todo empezó en la reunión que se hizo en junio para darnos la bienvenida al colegio. Yo ahí ya me puse de mal rollo, porque detecté una cuchipandi de papis y mamis, unos quince, que ya se conocían de la guardería. Ya se estaban haciendo los dueños del cotarro.
— Eugenio d’Ors (@ra_LA_me) 14 de diciembre de 2018
Acá aparece el enemigo de Eugenio y también el nuestro: Alex, que tiene una hija de tres años y es pelado.
A continuación, el delegado Alex nos pasó el papel para apuntar nuestros números. Claro, él iba a ser el administrador, por supuesto. Muy diligente, por cierto. Al cabo de una hora recibía el mensaje diabólico: “Has sido añadido al grupo Los Pollitos de P3 “. Terror.
— Eugenio d’Ors (@ra_LA_me) 14 de diciembre de 2018
Antes de que empiecen las clases ya habían empezado a hablar sin parar y el pobre Eugenio se dio cuenta que el grupo estaba para otra cosa. Incluso hizo una pregunta sobre la escuela y nadie le contestó.
¿Tratar de no hablar de cualquier cosa? ¿Moderar los temas? Nadie le prestó atención.
En un momento dado, cuando entré y me encontré 84 notificaciones, intervine. “Hola, ¿podríamos reservar este chat para asuntos del colegio, por favor?”. Silencio. Al cabo de una hora, uno contesta: “Se puede silenciar…”. Contesto: “Si se silencia ¿qué función hace entonces?”.
— Eugenio d’Ors (@ra_LA_me) 14 de diciembre de 2018
Finalmente se cansó y empezó a chatear con su esposa… ¡en el grupo del colegio!
Entonces envío un mensaje: “Cariño, ¿has colgado la ropa?”. Mi mujer también está en el grupo, claro. Contesta ella: “Sí, pero el calzoncillo del niño lo he vuelto a meter, que no veas”. Añado: “¿Voy haciendo la cena?”. Mi mujer: “Vale, te voy pelando patatas”. Añade uno: “Ey”.
— Eugenio d’Ors (@ra_LA_me) 14 de diciembre de 2018
La experiencia duró poco: Alex, el administrador del grupo, prometió tomar medidas y sin dudarlo lo expulsó.
¿Lo mejor de todo? Generó un gran debate, con defensores y detractores. Él puede leer todo porque su mujer sigue estando en el grupo.
Hace tres meses que comenzó el curso y no me saluda nadie, tampoco yo doy pie, siempre me mantengo alejado de los grupitos, me provocan urticaria. De hecho no sé ni quiénes son los papis de mi curso, me suena alguna cara, el único el calvo del Álex, el que me echó. A ese ni agua.
— Eugenio d’Ors (@ra_LA_me) 14 de diciembre de 2018
Pues esta es la historia, ya veis que no es nada del otro mundo, pero tenía que acabar con esa curiosidad que no os dejaba dormir
Ahora ya la semana que viene os prometo el de los festivales de Navidad, que ya he ido a dos y el de ayer fue especialmente dantesco.
— Eugenio d’Ors (@ra_LA_me) 14 de diciembre de 2018