Se inicia el primer juicio oral por homicidio por uso de agrotóxicos
La autopsia determinó que inhaló endosulfán, un veneno que usaba un campo aledaño a su casa
Su “pecado” fue salir a jugar al patio de su casa con su prima Celeste. Nicolás Arévalo tenía cuatro años cuando en la tarde del 2 de abril de 2011 inhaló el endosulfán con el que estaban fumigando el campo de tomates que estaba pegado a su casa, en el Paraje Puerto Viejo de la localidad correntina de Lavalle. Dos días más tarde falleció. Hoy comienza un histórico juicio oral por su muerte, en lo que será el primer proceso penal de la historia argentina en el que se ventilará un homicidio por el uso de agrotóxicos.
La autopsia de Nicolás arrojó que murió por una intoxicación con endosulfán. Su prima Celeste se salvó porque le practicaron una hemofiltración y la trasladaron al Hospital Garrahan, donde le salvaron la vida, luego de haber estado en coma. Todavía hoy sufre las consecuencias de esa fatídica tarde, en la que luego de jugar fueron a hacer unos mandados y atravesaron un vado por el que supuestamente la finca drenaba los líquidos con los que fumigaba sus tomates. Pero en su familia están seguros de que murió por haber inhalado un agrotóxico.
El endosulfán es un veneno usado para controlar plagas, tan eficaz como tóxico, por lo que está prohibido en unos cincuenta países y es de uso restringido en casi treinta. Es altamente peligroso si se inhala, se traga o se absorbe a través de la piel, ya que afecta directamente el sistema nervioso central. En Argentina, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) lo prohibió dos meses después de la muerte de Nicolás. Aún así, los vecinos de la familia Arévalo aseguran que en la finca tomatera siguen fumigando con agrotóxicos hasta el día de hoy.
El juicio que comienza hoy y que se prolongará al menos hasta el jueves tendrá en el banquillo al horticultor Ricardo Nicolás Prieto, procesado por homicidio culposo y lesiones culposas. Su padre también había sido acusado, pero el juez consideró que las órdenes las daba el hijo y lo liberó del expediente.
“Cuando los Arévalo sentían olores entraban a su casa o directamente se iban a otro lado, pero no se puede aguantar la respiración 20 minutos. En Lavalle hay tomate por todos lados, no se puede escapar de los agrotóxicos”, contó el abogado Julián Segovia, de la Fundación Infancia Robada, que asesora a la familia de Nicolás.
En esa lógica que comentó el letrado se inscribe la muerte de otro niño, José Carlos “Kily” Rivero, que vivía casi en el límite urbano de Lavalle, y que falleció un año después que Nicolás. La autopsia no fue tan concluyente como la del primer caso, pero sugirió que la causa de la muerte fue el uso de un producto clorado, lo que va en sintonía con otros análisis y el agrotóxico que se usaba en el campo del productor acusado en ese expediente, donde se espera que se resuelva la apelación del procesamiento del sospechoso.
Se estima que hasta el jueves declararán los testigos y ahí comenzarán los alegatos. Es probable que el viernes el juzgado de Goya dicte su fallo. Prieto podría recibir una pena de hasta 5 años de prisión. Si la sentencia es condenatoria, la querella pedirá su inmediata detención, ya que, según explicó el abogado, “el hecho de que haya seguido fumigando muestra que es un peligro para la sociedad”.