jueves, noviembre 21, 2024
Locales

Scioli y el PRO se mostraron amigables en una cena benéfica y evitaron a Massa

Un importante funcionario bonaerense marcó el termómetro de la noche. Para cruzar de una punta a la otra del salón, prefirió desviarse unos cuantos metros, escabullirse entre las mesas y no encarar derecho hacia el otro lado porque en su camino no tenía otra alternativa que toparse, sí o sí, con Sergio Massa. “Mejor voy por allá”, explicaba, entre risas, mientras el ex intendente de Tigre se paraba para fotografiarse con un grupo de jóvenes.

El líder del Frente Renovador, el último de los dirigentes importantes en llegar al predio de la Rural, se sentó apurado en la mesa 102, junto a su mujer, Malena Galmarini, su sucesor en Tigre, Julio Zamora, el banquero Jorge Brito hijo y el economista Miguel Peirano. Lo hizo mientras el resto de los comensales terminaban de entonar la letra del himno nacional. De buen humor, pese a que todavía arrastra un corrosivo estado gripal, Massa les reveló al resto de los comensales la sorpresa que habían recibido en su oficina junto a su esposa: dos cajas repletas de productos anti piojos de las marcas Nopucid y Zona Libre, que enviaron sendos regalos luego de la infidencia del lunes del precandidato en Showmatch, donde contó que Galmarini había sido atacada por esos diminutos bichos que se alojan en el cabello. “Muchas gracias Sergio y Malena por comprobar que Nopucid es una Massa“, fue la tarjeta de una de esas empresas que acompañó en la caja.

A un par de metros, en la mesa contigua –la 100-, Daniel Scioli, su mujer, Karina Rabolini, y la bellísima Juliana Awada compartían amigables la suprema rellena con duxelle de portobellos, papas roesti y fideditos de verdura fritos que había sucedido al primer plato, el carpaccio de remolacha con queso de cabra y pistachio. Nadie supo decir si las ubicaciones hubieran sido las mismas con la presencia de Mauricio Macri, de viaje por Jujuy junto a los senadores Ernesto Sanz y Gerardo Morales. Pero la cortesía entre el gobernador bonaerense y la esposa del jefe de Gobierno porteño, y la frialdad que el ex motonauta y el sciolismo y el resto de los comensales PRO le propinaron al ex intendente de Tigre marcaron la temperatura de la tradicional cena anual de la asociación Conciencia. Macristas y bonaerenses cruzaron abrazos durante toda la noche, pero se ocuparon, minuciosos, en evitar la foto con Massa.

No fue casual la humorada con la que algunos bautizaron como “macrisciolistas” otras mesas en las que dirigentes del PRO y sus pares del sciolismo amenizaron la gala con espumante Chandon Extra Brut. Solo un ejemplo fue la velada que compartieron la ministra Carolina Stanley y su marido, el legislador y armador bonaerense Federico Salvai, y el diputado Federico Pinedo, por el PRO. Y los bonaerenses Jorge Telerman y Eduardo Aparicio. Pinedo fue uno de los que se acercó a abrazarse especialmente con Scioli.

La tercera de las mesas principales fue ocupada por María Eugenia Vidal, la encargada de cerrar el evento en reemplazo de Macri, junto al consultor Fabián Perechodnik, uno de los anfitriones, y su mujer, Gabriela Solustri, prosecretaria de Conciencia. Allí tenía reservada una silla Mirtha Legrand, que había confirmado la invitación, pero por consejo médico, y para preservar la garganta, la diva de los almuerzos avisó que no iría a participar de la cena.

Los vaivenes de la campaña electoral fue el tópico más trillado de la noche benéfica, en especial las incesantes versiones en torno a supuestas alianzas, eventuales acuerdos y futuras decisiones relacionadas con la interna en la provincia de Buenos Aires. Massa volvió a reiterar por enésima vez que, al menos por ahora, no piensa candidatearse a gobernador bonaerense, y Francisco de Narváez, que abandonó el predio ferial antes de la cena, bromeó con la posibilidad de un pacto con el PRO. “Ya está arreglado, yo voy de presidente y Macri de gobernador”, chicaneó ante Infobae. En las horas previas él mismo había echado a rodar la chance de conformar una gran PASO opositora junto al PRO, algo aún demasiado verde.

Fue lo que se volvió a escuchar en el entorno de Vidal, la elegida de Macri para encarar la dura misión de convencer a los bonaerenses. La vicejefa de Gobierno porteña también aprovechó la velada para desalentar versiones de una supuesta fórmula con Darío Giustozzi, el último que pegó el portazo en Tigre. Durante toda la tarde, Vidal había sido anoticiada de ese rumor.

Awada fue, por unanimidad, una de las más solicitadas del evento. De sobrio vestido rojo, llegó hacia el final del cóctel junto al jefe de Gabinete y candidato a jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y su esposa, Bárbara Diez, que ni siquiera se sentaron a cenar. Solo probaron alguno de los pinchos de langostinos o el queso con tomate confitado que abundaron en la previa.

A la mujer de Macri, de a poco, la cámara empieza a sentarle bien. Es que en la mesa chica del PRO están exultantes con la performance de la dama del lunes en el show de Marcelo Tinelli, y con la entrevista conjunta en “Los Leuco”, el martes en TN. La última aparición mediática de la semana está agendada para hoy, en la Bombonera, en el crucial Boca – River de la Copa Libertadores. Awada blanqueó con algunos de sus acompañantes, además, que su marido todavía no le confió en quien será su compañero de fórmula “porque ni él lo sabe”.

Los nombres en danza que se esparcieron anoche son los mismos que circularon en las últimas semanas, pero el enigma tal vez empiece a desentrañarse en los próximos días: durante el evento aseguraron que la semana que viene será clave porque regresa al país el ecuatoriano Jaime Durán Barba, principal estratega comunicacional del PRO, para empezar a definir ese entuerto.

Igual que el año pasado, los tres presidenciables –esta vez fue Vidal en lugar de Macri- fueron los únicos oradores de la noche junto a María Figueras, presidenta de Conciencia.

Scioli fue el primero en hablar, a las 21.45, y lo hizo durante cuatro minutos. Fue el más light: hizo hincapié en la inclusión, la educación y la responsabilidad social empresaria, agradeció el rol de los periodistas y saludó a “todas las expresiones políticos” presentes. Bajó del escenario, hizo los saludos de rigor, y se escabulló por un costado junto a Rabolini, que no se separó ni un segundo del gobernador. El ex motonauta no probó ni un bocado. Con Massa ni se miraron. “No se debe querer cruzar a Malena”, ironizó el diputado en su mesa en referencia a la bronca manifiesta de su mujer con el gobernador.

El ex intendente de Tigre fue el segundo en subir al escenario, justo una hora más tarde, y ocupó cinco minutos, uno más que Scioli. Pidió perdón por su disfonía y marcó la importancia en la educación.

Vidal, que cerró la velada, usó siete minutos y fue la que más atención acaparó de los comensales. Centró su discurso en la importancia de escuchar al otro, e intentó conmover con una anécdota de la semana anterior con una vecina de González Catán. Abajo del escenario la esperaba para felicitarla Awada. “Te juro que pasó de verdad”, le explicó la precandidata a gobernadora a la empresaria textil en relación a la escena de La Matanza. La esposa de Macri dejó el predio rural un rato más tarde: fumó casi un cigarrillo fuera del salón antes de subir a su camioneta. No fueron pocos los que se sorprendieron con su afición al tabaco.

De la tradicional cena, este año bajo el lema “Participar es creer que si yo quiero, yo puedo”, participaron, además de empresarios, el embajador de los Estados Unidos, Noah Mamet; José Scioli, hermano del gobernador; el ex presidente del Banco Central y ex diputado, Alfonso Prat Gay; el intendente Juan Pablo De Jesús; la ministra bonaerense Nora De Lucía; el subsecretario porteño Guillermo Dietrich; el ex consejero Alejandro Fargosi; el sindicalista Gerónimo Venegas; el presidente de la Sociedad Rural, Luis Echevere; el diputado Adrián Pérez; los candidatos a legisladores PRO Francisco Quintana y Silvana Giudici; la ex diputada Paula Bertol; el rector massista Diego Molea; los legisladores Cristian Ritondo –el único macrista que se fotografió con Massa- y Juan Pablo Arenazza, y el neurocientífico Facundo Manes, entre otros.

Para no perder la costumbre, en la llegada y la salida no hubo sorpresas. Scioli fue el primero en llegar y el primero en dejar la cena. Massa, siempre al revés: el último en asomar, y el último en irse.

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