Saludo histórico de Obama y Raúl Castro
Fue un saludo breve, pero cortés y de un enorme simbolismo. Obama tendió la mano a Castro mientras iba al estrado para pronunciar su discurso en homenaje a Mandela. El hermano menor de Fidel Castro aceptó el saludo y le sonrió.
Un gesto inédito en casa del icono de la reconciliación: Barack Obama se acercó ayer en el funeral de Nelson Mandela a estrechar por primera vez la mano de Raúl Castro, en una imagen no vista en décadas entre presidentes de Estados Unidos y Cuba. La imagen dio rápidamente la vuelta al mundo. Fue un saludo breve, pero cortés,y de un enorme simbolismo. Obama tendió la mano a Castro mientras se dirigía al estrado para pronunciar su discurso en homenaje a Mandela. El hermano menor de Fidel Castro aceptó el saludo y le sonrió. Ambos intercambiaron además unas pocas palabras.
La imagen de los presidentes estrechándose la mano generó de inmediato, pese a su brevedad, una oleada de especulaciones y expectativas sobre las relaciones de los dos históricos antagonistas. Al fin y al cabo, se trata de los presidentes de dos países que llevan más de medio siglo enfrentados, prolongando de este modo una Guerra Fría ampliamente superada en el resto del mundo. Hay un antecedente: Bill Clinton y Fidel Castro también se saludaron durante una cumbre de la ONU en el año 2000. Pero era otra época, otros mandatarios y, sobre todo, no existe un registro gráfico de ese momento, mientras que el de ahora se produjo ante los ojos de millones y millones de espectadores de todo el mundo.
No hay medio de comunicación que se precie que no destacara de inmediato el gesto. Incluso en Cuba, donde la oficialista Cubadebate mostró imágenes del momento con pies de foto como “que este gesto sea el principio del fin de la agresión de Estados Unidos a Cuba”, citando un tweet. “Un breve pero importante apretón de manos entre Obama y Castro”, señaló desde Estados Unidos la cadena CNN, mientras que The New York Times consideraba que el gesto tendrá que “ser diseccionado por su simbolismo y significado político”, algo que desde las redes sociales se hizo de forma intensa desde el mismo momento del inesperado saludo.
Café Fuerte, una web moderada sobre las relaciones con Cuba y el exilio en Miami, lo definió como “un hecho simbólico, pero notable para las relaciones de dos países que desde hace cinco décadas viven en un clima de tensiones, insultos y desencuentros tras la ruptura de relaciones diplomáticas en el apogeo de la Guerra Fría”. Hasta el propio ex presidente estadounidense Jimmy Carter, que asistió en primera persona al inesperado saludo en Johannesburgo, quiso ver en el gesto un atisbo de esperanza. “Espero que sea un presagio de cara al futuro”, dijo a CNN Carter, quien en la última década visitó –ya como ex presidente y como activista de ideas progresistas– en dos ocasiones Cuba y se entrevistó tanto con Fidel como con Raúl Castro.
La Casa Blanca, sin embargo, le rebajó el tono al saludo, afirmando que fue un gesto “no planeado” y que debe ser enmarcado en un contexto más amplio, como es rendir homenaje al ex mandatario sudafricano que tanta admiración despertó en todo el mundo. “No fue un encuentro planeado con antelación”, dijo ayer un alto funcionario estadounidense, que pidió el anonimato, en declaraciones citadas por las cadenas CNN y CBS News.
“Por encima de todo lo demás, hoy es un día para homenajear a Nelson Mandela, y ése era el único foco de atención del presidente durante el servicio fúnebre en Johannesburgo”, añadió.
Castro, por su parte, calificó el apretón de manos como algo “normal”, de gente “civilizada”, en una breve entrevista con la emisora La FM de Colombia desde Johannesburgo. Estados Unidos, subrayó, “aprecia que gente de todo el mundo esté participando en esta ceremonia”. El breve apretón de manos tuvo lugar cuando el mandatario estadounidense se dirigía hacia el estrado desde el cual habló a los miles de sudafricanos presentes en la ceremonia por Mandela.
A su vez, el exilio cubano en Miami calificó ayer de “decepcionante”, “indigno” y “desacertado” que el presidente Barack Obama estrechara la mano del mandatario cubano, Raúl Castro, un “dictador sangriento”, en el homenaje póstumo al líder sudafricano Nelson Mandela en Johannesburgo.
Las abiertas críticas contra el saludo de Obama a Castro fueron unánimes entre las organizaciones del exilio cubano, que no ahorraron calificativos a este acto de “hipocresía diplomática” e insensibilidad hacia las víctimas de la represión castrista en Cuba.
“Da tristeza que Obama le dé la mano a un dictador (Raúl Castro) que tiene la suya embarrada de sangre”, y que lo haga precisamente hoy, aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, dijo Ramón Saúl Sánchez, presidente del Movimiento Democracia. Criticó además que fuera, “aparentemente”, el propio Obama el que iniciara el apretón de manos. “Obama podía haber evadido perfectamente ese momento. La política tiene que tener dignidad humana”, resaltó.
El activista se preguntó si Obama hubiera estrechado, en su tiempo, la mano de otros dictadores como el chileno Augusto Pinochet o el nicaragüense Anastasio Somoza, en el caso de que hubiera coincidido con ellos en un acto oficial de esta trascendencia. “Casi seguro que no”, aventuró Sánchez.