Rousseff confirma el giro ortodoxo de Brasil y designó oficialmente a Levy
El equipo económico pro mercado
El nuevo ministro de Hacienda, un ex funcionario del FMI, remarcó que su prioridad es el superávit fiscal y recuperar la credibilidad de la política económica. Se espera una fuerte baja del gasto y alza de la recaudación.
Brasil cuenta, desde ayer, con nuevo ministro de Hacienda. La designación del PhD en economía por la Universidad de Chicago Joaquim Levy y ex funcionario del FMI, oficializada a través de un comunicado del Palacio del Planalto, puso fin a varios días de incertidumbre de por quién batiría el martillo Dilma Rousseff. El flamante funcionario ofreció de inmediato una rueda de prensa en el Planalto, junto a otros dos colegas: el reconfirmado presidente del Banco Central Alexandre Tombini y el nuevo jefe del ministerio de Planificación, Nelson Barbosa.
Levy deberá asumir el cargo a fin de año, cuando se retire definitivamente el actual titular del puesto: Guido Mantega. En este entretiempo, ambos equipos trabajarán en “una transición”. El plan es que el debutante cuente con tiempo para enterarse de los pormenores de la economía brasileña, a partir de la fuente más directa: el grupo que la manejó durante 8 largos años. En su primer encuentro con los periodistas, el funcionario emergente se comprometió a conseguir un buen superávit fiscal primario para el próximo año. La meta, dijo, es llegar a 1,2% del PBI.
Como señalaron los analistas, ese objetivo “es realizable” pero supondrá costos y no precisamente bajos. Felipe Salto, de la consultora Tendencias (de orientación neoliberal) fue contundente. Como se parte de cero o incluso un défict (calculado en -0,6%), la ambición de Levy, a quien todos califican de “obsesivo” y “ workalcoholic”, exigirá “que crezcan menos los gastos y suba la recaudación”. En síntesis, tendrán que aumentar impuestos y cortar inversiones públicas.
Sin embargo, en su discurso de iniciación, Levy descartó que vaya a anunciarse de inmediato el “paquete” de ajuste. “Estamos en un proceso de transición exactamente para formular un conjunto de medidas estratégicas de más largo plazo”. Con todo confirmó que habrá tijeras: “No va a ser exactamente gradual pero tampoco implicarán grandes sorpresas”. Para remachar su planteo explicó: “Este no es un momento de crisis” y no exige una respuesta inmediata. Situó sus acciones en el corto plazo destinadas a “reequilibrar la economía”. Por el momento, el nuevo jefe económico, de 53 años y carioca de nacimiento, prefiere dejar para más adelante las precisiones sobre los instrumentos que irá a aplicar.
Barbosa, quien comandará una cartera clave, la de Planificación a cargo de las multimillonarias obras de infraestructura, alertó que está dispuesto a “trabajar en sintonía con el actual equipo” que conduce la todavía ministra Miriam Melchior. Junto con Levy será alojado, transitoriamente, en el tercer piso de la casa de gobierno donde tiene sus salas Rousseff. Levy subrayó que va a suceder “con mucha honra al ministro de Hacienda más longevo”. Mantega duró ocho años en el puesto, y sólo fue superado por unos días por un antecesor que gobernó el área económica en la segunda parte del siglo XIX.
Para Levy, “el objetivo inmediato es una meta de superávit primario para los próximos tres años, que sea compatible con la estabilización y disminución de la deuda pública”. Sostuvo que recién en dos años podrá aumentar el porcentaje de 1,2 a “algo no menor” de 2%.
En la filosofía del funcionario, lo que prima es la recuperación de la “credibilidad de la política económica brasileña”. Con un lenguaje aún teñido de su función en la actividad privada, donde condujo el área de Assets Management del banco Bradesco, Levy aclaró: “Tenemos la convicción de que reducir las incertidumbres será importante para toma de riesgo (de los inversores)” y agregó, como referencia más productiva, la necesidad de dar previsión “a inversiones como la compra de máquinas y equipos”. Barbosa se mostró dispuesto a acompañarlo en la misión. “Mi desafío inmediato es trabajar en la adecuación del Presupuesto para 2015 en función del nuevo escenario macroeconómico. Mi tarea es dar continuidad y eficiencia al gasto público, mediante la modernización de la gestión y de la ecuación costo-beneficio de los distintos programas gubernamentales”.