Recital en San Antonio
Fue una demostración de superioridad como no se veía desde hace mucho tiempo en playoff. San Antonio liquidó el partido en el primer tiempo y no levantó el pie del acelerador. Ganó 116-92 y se adelantó 1-0 sobre Portland Trail Blazers. Manu fue el más flojito. Este jueves, desde las 22.30, el segundo choque.
El primer tiempo de San Antonio es para copiar en muchos DVD -sin editar, en crudo- y repartir entre los pibes que empiezan a jugar al básquet y tienen que aprender desde el primer día los conceptos básicos, esos que muchas veces entran más por las imágenes que por los libros.
Para jugar tan pero tan bien se necesita un plan de juego táctico elaborado, especialmente diseñado para sacarle el máximo jugo a cada uno de los ejecutantes. Y los Spurs lo tienen, desde hace tiempo, por eso tantos éxitos en fila en los últimos 15 años.
Frente a Portland Trail Blazers, en el contexto de los playoffs, frente a estrellas probadas (Damian Lillard, LaMarcus Aldridge, Nicolas Batum), el local entró con tanta energía y determinación en defensa que luego pareció hasta natural que los puntos llegaran como una tormenta sobre un rival confundido y arrinconado.
Tony Parker (17 puntos y 6 asistencias en el PT, cerró con 33) minimizó a Lillard, le dio una clínica, atrás y adelante; Tiago Splitter (3 robos) fue la estampilla de Aldrigde y lo frustró en más de una oportunidad; Kawhi Leonard (16 y 9 tableros) dominó desde el poste medio a cualquiera de sus defensores; Tim Duncan (12 y 11 rebotes) abusó de su jerarquía ante Robin López; Patty Mills, Boris Diaw, Aron Baynes y el italiano Marco Belinelli (19, 3-5 triples) mantuvieron el tono en defensa y no fallaron en ataque cada vez que tuvieron sus habituales tiros. Los suplentes sumaron 28 tantos sin la ayuda de Ginóbili.
¿Y Manu? Raro, pero fue el único que entró mal pisado, erró un triple, le cobraron dos pérdidas por caminar y recibió una falta técnica por protestar. ¿Falta técnica por protestar? ¿Será la primera en su carrera NBA? ¿Quién puede tener esa estadística?
En las siguientes entradas, el bahiense mejoró en el pase (6 asistencias), se le negó el aro (0-6 cancha y 2-2 libres), agarró 3 rebotes y perdió 3 pelotas. Se quedó serio, con los brazos cruzados y disgustado entre los suplentes para seguir los últimos minutos del partido. La autocrítica será feroz. Mejor no estar cerca.
Fue un abuso de los Spurs. Dejaron a los Blazers en el 33% de cancha en la primera parte, apenas le permitieron 15 aciertos sobre 45 intentos (sin triples); provocaron 7 pérdidas y dominaron el rebote 30-22. Y en ataque, con el 60% de efectividad, metieron 22-48 dobles y 5-7 triples, con 14 asistencias. Así es, más de la mitad de las anotaciones de cancha llegaron bordadas por un pase gol.
Ya era un recital, con ventajas de 16, 19, 21 y seguían subiendo los valores en la bolsa hasta tocar los 26 puntos (58-32, a los 22 minutos). Los casi 19.000 espectadores del AT&T Center insistían a coro por más defensa. Tronaba el clásico “defense”. Esa es su forma de entender el juego y lo bien que hacen.
Pero lo notable, como para entregar una noche inolvidable, fue que San Antonio no bajó el ritmo en el segundo tiempo. La defensa, como pedían los fanáticos, siguió anulando descaradamente a Portland en cada emparejamiento, en las coberturas de conjunto. Y en ataque no hubo bajón, ni desatención. No sucede en muchos equipos del mundo que los jugadores respeten tanto el libreto, que ninguno tome un tiro incómodo, mal parado, que no lleve una alta probabilidad de entrar.
Por otro lado, aunque de Perogrullo, se dice en el micromundo del básquet que “no hay partidos iguales”, menos en la etapa de playoff, cuando se juega cada 48 horas y el desgaste físico y mental puede decidir resultados. Uno a cero para San Antonio y con grandes sensaciones, es mucho para empezar después de una serie desgastante como la padecida ante Dallas.
Fuente: olé.