Racing sufrió un duro golpe: perdió 1-0 y quedó eliminado en la Copa Sudamericana
Racing Club de Avellaneda perdió por la mínima diferencia, 1-0, frente a River Plate de Uruguay, al cabo de un intenso encuentro disputado en el estadio “Presidente Perón”, en el marco de la sexta y última jornada del Grupo B de la Copa Sudamericana, y quedó eliminado de la competencia.
Horacio Salaberry, a los 20 minutos del complemento, le dio la victoria al conjunto “charrúa”. El triunfo de Melgar de Perú frente a Cuiabá por 3 a 1 y la derrota en su propia casa condenó a la Academia pese a dominar casi todo el cotejo. Desde el pitazo inicial del correcto árbitro chileno Garay el equipo de Fernando Gago sometió a su rival a un sostenido dominio.
El primer tiempo no fue más que un decálogo de situaciones de gol a favor del dueño de casa, en desmedro de un River inofensivo que no pisó en toda la etapa el área del arquero Tagliamonte.
La buena actuación de su colega Fabrizio Correa, un acertado escalonamiento defensivo y cierta dosis de buena fortuna le permitieron al cuadro de Gustavo Díaz retirarse al descanso con un sorprendente cero en su valla.
Advertido de alguna fragilidad en la zaga de su oponente, pese a casi no merodear esa zona en todo el primer período, el citado entrenador visitante ordenó dos cambios que le dieron óptimos resultados.
Tanto Castro como Ocampo refrescaron a su equipo en ofensiva y le permitieron a River adelantarse en el campo como si necesitara el triunfo.
Cuando Racing había caído en la intensidad de su búsqueda, un balón que Brunelli le bajó de cabeza a Salaberry encontró el disparo goleador de este último que se coló en el ángulo inferior izquierdo para enmudecer el “Cilindro”.
A partir de esa conquista el local no fue más que un manojo de nervios pese a las sustituciones ordenadas por Gago y mucho más cuando las noticias que llegaban desde Perú eran ampliamente desfavorables con la no tan previsible victoria de Melgar sobre Cuiabá.
Un “silencio ensordecedor” no resultó más que fiel testigo de la frustración “blanquiceleste”, ante un rival que de manera impensada y sin nada en juego se transformó en su verdugo.