¿Qué controles ginecológicos son esenciales para toda mujer?
El control ginecológico es fundamental para la prevención de algunas patologías que pueden afectar la salud sexual y reproductiva de la mujer, en especial aquellas relacionadas con el cuello de útero.
Los especialistas recomiendan realizarlo una vez al año, aunque este lapso puede variar en función de las características de cada mujer. Este punto es particularmente para aquellas que han padecido alguna patología que requiera de controles más frecuentes; será el especialista quien indique si la paciente necesita controlarse más seguido.
¿Qué estudios se realizan en cada control?
En todos los casos, un control ginecológico completo involucra el Papanicolau (PAP), la Colposcopia, y el examen mamario.
Los dos primeros se realizan en toda mujer que haya iniciado sus relaciones sexuales; apuntan a encontrar posibles lesiones, es decir, imágenes que si se las deja evolucionar, puedan generar algún tipo de lesiones pre-cancerosas asociadas al cáncer de cuello uterino.
El PAP es una prueba rápida y sencilla que consiste en tomar células de la superficie del cuello del útero con una espátula especial para examinarlas luego en el microscopio. En general, se suele realizar hasta los 65 o 70 años si el resultado de últimos tres PAP fueron normales/negativos.
Además, se exceptúa a quienes se les haya extirpado el útero de forma completa por motivos de salud.
Si bien no requiere ninguna preparación particular, es importante no estar menstruando -el momento ideal es de 10 a 20 días después del primer día de menstruación- y no haber mantenido relaciones sexuales vaginales en los últimos dos días, al igual que las duchas vaginales con bidet, colocar óvulos, cremas, lubricantes o espermicidas en la vagina, y realizar ecografías transvaginales.
La colposcopía, por su parte, es una prueba que permite que el médico logre una vista aumentada del cuello uterino, es decir, la entrada del útero; se utiliza para detectar células anormales en el cuello uterino.
El médico rocía el cuello uterino con una solución similar al vinagre, de modo que sea más fácil ver las células anormales. A continuación, observa el cuello uterino a través de un colposcopio, un instrumento que parece un par de binoculares sobre una base, con una luz brillante. El colposcopio no entra en contacto con la mujer ni se introduce en su cuerpo, simplemente sirve para observar.
El Virus de Papiloma Humano (VPH), el herpes genital, los hongos vaginales, entre otras patologías, pueden detectar a través de estas últimas dos pruebas diagnósticas. Mientras que el PAP es un examen más profundo y de análisis celular del cuello uterino, la colposcopía permite detectar trastornos en la zona a partir de la observación.
La patología mamaria es otro de los aspectos centrales en el cuidado de la salud femenina, que se controla con una serie de exámenes que permiten ver el estado de salud de las mamas. Realizarlos periódicamente permite también detectar en forma temprana algunas enfermedades que podrían impactar severamente en el organismo de la mujer. El cáncer de mama, que produce alrededor de 500.000 defunciones cada año según la OMS, es una de las más significativas. Asimismo, se puede detectar otro tipo de lesiones, tumores o quistes -entre otras estructuras- en alguna de las dos mamas, lo cual resulta central al momento de tratar la patología en cuestión.
Las recomendaciones generales indican que toda mujer debe realizarse una ecografía mamaria anual desde sus primeros controles hasta la edad de 40 años, aproximadamente. Entre los 35 y los 40 años algunos especialistas aconsejan hacer una mamografía -solo una, no a modo de estudio de control anual- que permita tener una referencia.
A partir de los 40 años toda mujer debería realizarse una mamografía cada año, que se suma a la ecografía mamaria, que también es importante. La combinación de ambos análisis es esencial, debido a que hay imágenes que la ecografía percibe y la mamografía no, y viceversa.
En algunos casos, los médicos ginecólogos incluyen a la ecografía transvaginal o ginecológica en el control. No todos los consideran parte del control anual estándar, aunque es una situación que siempre queda a criterio del especialista y de las características de cada mujer.
Una vez más, es esencial tener en cuenta que todas estas recomendaciones son para pacientes sin ningún tipo de antecedentes. Para aquellas que tienen familiares directos con diagnósticos de cáncer de mama en edades jóvenes (40 – 50 años, incluso un poco menos) es recomendable realizarse estudios con anterioridad y con mayor frecuencia.