Presentan proyecto legislativo para prohibir el cigarrillo electrónico
La Ciudad de Buenos Aires podría prohibir el uso de los cigarrillos electrónicos en todos los espacios cerrados con acceso público para seguir la tendencia marcada por países como Canadá, Nueva Zelanda, Brasil, Uruguay, Colombia y México.
La iniciativa, que ingresó el jueves el diputado Sergio Abrevaya (GEN) en la Legislatura, también pretende impedir “la comercialización y publicidad del tabaco en cualquiera de sus modalidades y de los denominados cigarrillos electrónicos en el sector público de la Ciudad de Buenos Aires”.
“Incorporamos esta modalidad a la legislación que prohibe fumar en diversos espacios, al tiempo que prohibe la publicidad. Son demasiadas las voces que se alzan en contra”, señaló el legislador a la prensa acreditada en el Palacio.
El proyecto recuerda que la ANMAT rechazó la “comercialización y prohíbe su utilización y promoción por considerarlo nocivo para la salud” mientras que “su consumo está en auge a causa del vacío legal”.
“La mayor oferta es a través de redes sociales, en especial Instagram y grupos de Whatsapp. El rechazo y la prohibición ocurre debido a las escasas evidencias sobre su eficacia como mecanismo para dejar de fumar y su seguridad en el uso a largo plazo”, destacó Abrevaya.
De acuerdo a la Encuesta Mundial de Tabaquismo en Jóvenes, el 7,1% de los adolescentes de entre 13 y 15 años consume cigarrillo electrónico y el 14,4% de los estudiantes algunos vez los probó en el país.
En cuanto al acceso y la disponibilidad por parte de los jóvenes, informaron que aproximadamente 8 de cada 10 no les impidieron la compra debido a su edad.
La Directora Nacional de Promoción de la Salud y Control de Enfermedades No Transmisibles, Verónica Schoj, afirmó que si bien es cierto que tanto el consumo de tabaco como la exposición al humo de tabaco en lugares públicos “muestran tendencias decrecientes” en el tiempo respecto de ediciones anteriores, “el consumo sigue alto”.
Esta semana, estos dispositivos fueron prohibidos en la ciudad estadounidense de Chicago “ante la creciente amenaza de muertes que provocó el hábito conocido como vapeo”.
