Penas de 50 años de cárcel para la banda que quiso rescatar a un preso de una comisaría
Un tribunal de La Matanza condenó a 50 años de prisión a cuatro de los integrantes de la banda que en 2018 intentó copar la comisaría de la localidad bonaerense de San Justo para liberar a un detenido, se tiroteó con cuatro policías y dejó parapléjica a una de las oficiales.
Los cuatro condenados a medio siglo de prisión por las cuatro tentativas de homicidio de los policías y el intento de evasión fueron Leandro David Aranda (25) -el preso que iba a ser rescatado-, su esposa Zahira Ludmila Bustamante (22) -quien ayudó a organizar el golpe-, Tomas Axel Sosa (22) y Sebastián Ariel Rodríguez (42), éstos dos últimos, reconocidos como dos de los cuatro delincuentes que entraron a los tiros a la comisaría.
Un quinto imputado, Gonzalo Fabián D’Angelo (25), fue condenado a 8 años de cárcel pero como participe secundario.
En tanto, la abogada Leticia Analía Tortosa (41) recibió una pena de 3 años de prisión condicional y los mismos años de inhabilitación para ejercer su profesión, pero solo por el delito de “facilitación a la evasión”, ya que fue quien en una visita previa le entregó a Aranda el celular con el que se contactó desde el calabozo con el resto de la banda para coordinar su fuga.
Mientras que otros dos imputados que llegaron a juicio detenidos, Daniel Alberto Rodríguez (33) y Bruno Damián Postigo Marullo (22) -a quien sólo se lo acusó de haber hecho la falsa denuncia del robo de uno de los autos empleados por la banda-, fueron absueltos por el tribunal.
El fallo unánime fue dado a conocer este viernes por el Tribunal Oral en los Criminal (TOC) 4 de La Matanza, integrado por los jueces Gerardo Gayol, Franco Fiumara y Nicolás Grappasonno.
Por razones de seguridad, la lectura del veredicto se realizó en la sede de la Estación de Policía Departamental de Seguridad (EPDS) de La Matanza, ubicada en el cruce de autopista Riccheri y Ruta 4, en la zona de Puente 12, y también se transmitió por la plataforma Teams.
En un breve resumen de los fundamentos leído por la secretaria de TOC 4, Liliana Quiros, los jueces destacaron “el arrojo homicida dirigido hacia una institución del Estado provincial” y el “dolo homicida hacia cuatro funcionarios policiales” demostrado por la “banda atacante” cuando intentó rescatar a su jefe.
“No pueden tolerarse actos de esta naturaleza”, señalaron los jueces y agregaron que “el ataque a la seccional primera de San Justo demuestra el riesgo mayúsculo al que está expuesta la sociedad bonaerense con sujetos de esta naturaleza”.
El tribunal destacó además el “acto heroico” de Rocío Villarreal, la sargento que quedó parapléjica al recibir dos balazos en el ataque tras ser la primera en desenfundar su arma, al afirmar en el fallo que fue ella “quien no solo frustró la comisión ilícita de un grupo de varios malvivientes, sino que además salvó la vida de sus compañeros a costa de su propia integridad”.
El juicio había comenzado de manera semipresencial el 26 de marzo con los jueces, abogados y testigos en la Asociación de Magistrados y Funcionarios de La Matanza, pero desde los alegatos se eligió la Departamental La Matanza como sede para extremar las medidas de seguridad ante la peligrosidad de la banda.
En su alegato del lunes pasado y apelando al máximo que el Código Penal permite por sumatoria de penas, el fiscal Ariel Speranza Rossi había pedido los 50 años de cárcel para siete de los imputados.
El tribunal condenó por una calificación similar a la pedida por la fiscalía: “tentativa de evasión y tentativa de homicidio agravado por el uso de arma y calificado por la función de las víctimas de resultar miembros de fuerzas policiales criminis causae, en concurso ideal, en perjuicio de la administración pública y de la vida” de los cuatro efectivos atacados.
El principal acusado del juicio fue Aranda, quien estaba preso desde 2017 por un crimen narco en una villa de La Matanza -hecho por el que ya está condenado a 10 años, pena que se le unificó a los 50 años de hoy-, y según la fiscalía, “tenía problemas afuera” y debía salir de la comisaría porque “había mejicaneado a un narco de la villa 1-11-14” de la Capital Federal.
Cuando declaró en el debate, Aranda confesó haber ideado el plan para que lo rescaten, pero negó que la idea fuera entrar a matar policías, dijo que entre los detenidos había inocentes y trató de desvincular a su esposa Bustamante, quien según la acusación fue a rescatar a su marido con un bebé de pocos meses.