Pasó 54 años creyendo que su madre estaba muerta pero vivía a una hora de su casa
Esto pasó en Córdoba. Ramona (56) ya se había resignado a vivir sin saber si era cierto lo que su padre le había jurado cuando era una nena de 8 años: “Tu mamá está muerta y punto”.
Pero su hija Ivana no se resignó, comenzó a buscar a su abuela y la encontró.
Ramona sabía que había vivido hasta los 4 años con su abuela y que, cuando murió, la habían llevado a vivir con una tía. “En esa casa empecé a escuchar que murmuraban, pero era chica, escuchaba y seguía jugando”, le contó al portal Infobae.
Habló dos veces con su padre del tema y siempre le dijo lo mismo: que su madre estaba muerta.
Pero sin que Ramona lo supiera, su familia siguió buscándola: Enrique, su marido de toda la vida, contrató a un detective privado. Y nada. Ivana buscó en padrones electorales, en la guía, fue a ver señoras que no eran, revisó bases de datos de deudores, se anotó en un programa de televisión que buscaba gente (“Los unos y los otros”). Buscó, se decepcionó, abandonó y volvió a buscar.
Hasta que una vez fueron al Registro Civil y encontraron que Blanquita, su abuela, había empezando a cobrar una pensión y tenían la dirección exacta de donde vivía.
La encontró en una pensión. Cuando Ivana le preguntó qué había pasado, la historia dio otro vuelco.
Blanquita le contó que, en 1961, cuando Ramona tenía 7 meses, se enfermó de gravedad y la internaron en Buenos Aires. Que dejó a su hija al cuidado de su suegra, con la que tenía muy buena relación. Pero cuando volvió a Córdoba, su suegra había muerto.
Y la tía de Ramona le dijo: “Acá no hay ninguna niña y usted no tiene nada que hacer acá”. Ivana lo pone en contexto: “Ella es analfabeta total, no sabe leer, escribir ni manejar dinero. Y la familia de él, los que le quitaron a la bebé, eran de una clase muy pudiente”.
Blanca quedó a la deriva. Y su vida fue trágica: pasó años viviendo en la calle y tuvo otros dos hijos (uno que murió y otro que tiene una discapacidad severa).
Cuando Ramona se enteró de que habían encontrado a su madre, no paró de llorar y agradecer.
Así, en diciembre de 2015, Ramona fue a conocer a su madre. Había estado 54 años sin verla y vivía a una hora de su casa.