Ortorexia: la nueva moda de comer sano y equilibrado
Por Agustina Murcho, nutricionista en medicina Antiaging y Alimentación Responsable. Psicoanalista en formación en APA.
Pareciera no haber posibles sin extremos, lo que hace unos años pertenecía al orden de un proceso hoy es víctima de la inmediatez, y bajo ese precepto sometemos al cuerpo a la misma velocidad que va la cabeza tecnológica, como si ello fuera posible. Otra vez se diluye el concepto de lo auténtico en pos de la masa y así pasamos de ser omnívoros a vegetarianos, veganos, crudiveganos, macrobióticos, paleo, pero también los científicamente aceptados, como celiacos , insulinorresistentes, diabéticos, y la lista se hace larga.
¿Cuándo la comida dejó de ser alimento?. ¿Cuándo dejamos de disfrutarla?. ¿Cuándo dejamos de cocinar por placer?. ¿Cuándo cocinar dejó de ser un placer?.
¿Qué esconde el placer de la autodestrucción…?
Como agente de salud, es mi deber pensar por ejemplo, que si para ser crudivegano debo suplementar tanto mi dieta, quizá no sea muy saludable, o que entiende un vegano por “evolución biológica, selección natural, Darwin”, ¿es fundamentalismo? ¿es saludable?.
Hay un punto común en cualquier fanatismo, donde existe un YO endeble, un vacío sustancial, que la comida tampoco llena, ya sea desde darle lugar desde su falta o dede sobredimensionarla. Ser responsables de lo que comemos , es ser responsables de nosotros en relación directa con lo exterior, cuando nuestra alimentación obstaculiza la relación con el otro deja también de ser saludable, cuando se elige pasar hambre por no comer una fruta “no orgánica ni libre de agroquímicos” tampoco es saludable, no contemplar la posibilidad de la carencia nutricional por falta de información idónea al respecto, tampoco es saludable, y menos lo es no tener en cuenta la individualidad subestimando la naturaleza y la fisiología del cuerpo humano, para pensar que lo saludable para vos quizá no es saludable para mi.
La ORTOREXIA hoy existe como trastorno alimentario, no soy adepta de las etiquetas, estigmatizan, y son perjudicialmente identificatorias, ahí donde “no se es para el otro” quizá se es ortorexico. Pero OK, la obsesión por lo saludable y la calidad de lo que consumimos enferman.
Seamos responsables en elegirnos consumidores, seamos entonces consumidores responsables, informémonos con gente informada y formada, creo que es la única manera de llegar a un puerto seguro con algo que debería ser natural, como lo es el alimento, pero el sistema y la industria alimentaria, lograron incluirlo dentro de la larga lista de las modas y grupos de pertenencia. Otra vez la lucha de lo íntimo y lo privado vs la exposición y la pertenencia.
Reconozcamonos a nosotros mismos alimentándonos como parte de un acto de amor para con cada uno y con quien comparte nuestra mesa.
Respetando siempre la creencia del otro, eligiendo conscientemente y sobretodo pugnando por el acceso igualitario a la nutrición responsable.