Obispos coinciden en la apertura de la Iglesia, pero hay diferencias
Los participantes del Sínodo en el Vaticano coinciden en que es necesario recibir a todas las nuevas situaciones familiares, aunque hay reparos respecto a la homosexualidad o las uniones de hecho.
Los obispos que están participando en el Sínodo vuelven a coincidir en sus propuestas, publicadas ayer, en que es necesario dar “acogida” a todas las nuevas situaciones familiares, pero persisten divisiones en otros temas.
Los “Círculos menores”, los grupos por idiomas en los que se han dividido los participantes en el Sínodo, redactaron y votaron cada uno un texto con propuestas para elaborar la llamada “Relatio Synodi”, documento final del Sínodo y que tendrá que votar la asamblea.
En estas relaciones, conocidas ayer, los obispos han matizado algunos aspectos que no gustaron de la “Relatio Post Diceptationem”, el resumen de las intervenciones, y que provocó las críticas del sector más conservador, que no se mostró de acuerdo con muchas de las afirmaciones que contenían y las interpretaciones de los medios.
Por eso, ayer en el Aula del Sínodo se vivió un intenso debate entre quienes preferían que no se divulgasen estos textos, aunque la mayoría votó a favor.
En los documentos de ayer uno de los puntos comunes que se expresan es que la Iglesia “debe ser una casa de acogida para todos, para que nadie se sienta rechazado”. Eso sí, al respecto se ha pedido “claridad y que se eviten confusiones y eufemismos en el lenguaje”, en una clara referencia a algunos términos sobre los homosexuales o las uniones de hecho y la convivencia que aparecían en la “Relatio” resumen.
En algunos de los documentos de los “Círculos” se afirma que no hay que dar la impresión por parte de la Iglesia de “que se legitiman situaciones familiares irregulares, aunque puedan representar una etapa en el camino hacia el sacramento del matrimonio”.
Otro punto común denominador de estos “Círculos menores” -tres en italiano, tres en inglés, dos en francés y dos en español- es la necesidad de que se incluya en el documento final “un amplio mensaje positivo del Evangelio de la familia” y de que el matrimonio, considerado siempre indisoluble, y entre hombre y mujer, “es un valor aún actual y por tanto la Iglesia debe apoyar y animar a los parejas fieles”.
Una de las críticas expresadas por algunos sectores de la Iglesia a la síntesis de las intervenciones fue que se había dado demasiada importancia a las nuevas situaciones familiares, incluyendo las uniones de hecho, divorcios y parejas homosexuales, y se había “descuidado” valorar la “familia católica tradicional”.
Pero la gran división, que existía antes del debate y sigue existiendo, es sobre la posibilidad de que los divorciados vueltos a casar reciban la comunión.
Sólo uno de los grupos, uno de lengua italiana, ha aprobado la posibilidad de dar la Comunión a los divorciados vueltos a casar si se cumplen “determinadas circunstancias”, aunque la mayoría apuesta por que esta circunstancia se siga analizando.
Aunque la mayoría reconoce que hay que agilizar los tiempos para conseguir la nulidad matrimonial, en las relaciones no todos están de acuerdo en cómo hacerlo y algunos incluso rechazan que el obispo pueda tener esta potestad, mientras que uno de los grupos en español prefiere que este tema se afronte en el próximo Sínodo.
Respecto a las posiciones expresadas sobre los homosexuales, todos los grupos se limitan a observar que hay que “acompañar pastoralmente a estas personas y tutelar su dignidad” y no utilizar una lenguaje ofensivo.
Pero las posiciones conocidas quedan lejos de la afirmación de que los homosexuales “tienen dones y cualidades para ofrecer a la comunidad cristiana”, que se incluía en la Relatio post debate.
Incluso en uno de los “Círculos” en español se pretende que se tenga presente que “no se debe hablar de personas homosexuales casi como si el homosexualismo fuese parte de su ser ontológico, sino de personas con tendencias homosexuales”.
Sobre la acogida explican que “las personas con tendencias homosexuales también necesitan de acogida y acompañamiento que les ayude a crecer en la fe y a conocer el plan de Dios para ellos”.
Con estas premisas, se elaborará el documento final, se espera con algunas conclusiones, que se votará en la tarde del sábado y que servirá para base para el próximo Sínodo sobre la familia de octubre 2015.