No se salva ni el CEO de HSBC
Stuart Gulliver también tenía una cuenta en el HSBC de Ginebra. Paradójicamente es el ejecutivo encargado de reformar la entidad luego del escándalo de las cuentas no declaradas en Suiza.
El director general del HSBC a nivel global, Stuart Gulliver, tenía en 2007 una cuenta a nombre de una sociedad panameña por 7,6 millones de dólares en la sucursal de ese banco en Ginebra, que justamente es acusada de organizar un fraude fiscal de dimensiones globales. Paradójicamente, Gulliver es el encargado de que el banco encare un proceso de reforma que lo salve del escándalo que despertó la filtración de información del ex empleado Hervé Falciani. El HSBC el año pasado registró una caída del 17 por ciento de sus ingresos, que ascendieron a 18.700 millones de dólares.
A pesar de que en la Argentina la denuncia de las cuentas en Suiza enfrenta los letargos del Poder Judicial, el HSBC es protagonista de un escándalo a nivel mundial con novedades casi diarias. La fuente de la grieta del secreto bancario suizo es Falciani, un ingeniero que trabajó en la sucursal del holding financiero asiáticoinglés en Ginebra. El ex empleado del HSBC extrajo la información entre 2006 y 2007, referida a 130 mil clientes de la sucursal helvética de ese banco.
La Justicia francesa dio el puntapié inicial con la investigación de la lista. Identificó cuentas no declaradas de banqueros, políticos y empresarios de diferentes países, como por ejemplo de la presidenta del Banco Santander y su difunto padre, Ana Patricia y Emilio Botín; el joyero italiano Gianni Bvlgari; la esposa del ex jefe de la Fórmula Uno Flavio Briatore, o Patrice de Maistre, el administrador de las finanzas de Liliane Bettencourt, la principal accionista de L’Oréal. Las autoridades fiscales del país galo declaran haber recuperado 1200 millones de euros en impuestos evadidos. La información filtrada también es estudiada por Bélgica, Dinamarca, Estados Unidos, la India, Brasil y México, entre otros países. En la Argentina, la AFIP presentó una denuncia por unas cuatro mil cuentas no declaradas que acumulan tres mil millones de dólares.
A medida que aparece más información sobre los llamados SwissLeaks, queda más claro el arraigo del sistema político y económico al fraude fiscal. El diario The Guardian reveló que el CEO del grupo HSBC, Stuart Gulliver, se vinculó con la sociedad Worcester Equities (con sede en Panamá) para abrir una cuenta no declarada en la sucursal de Ginebra por 7,6 millones de dólares. Gulliver es inglés y lidera el banco desde enero de 2011. Llegó en reemplazo de Stephen Green, quien pasó a integrar el gabinete del primer ministro, David Cameron, aunque luego quedó salpicado por las maniobras denunciadas a partir de la filtración.
En respuesta a la información de The Guardian, el HSBC difundió un comunicado en donde asegura que Gulliver vive en Hong Kong y que paga sus impuestos allí, así como también los que le corresponden en el Reino Unido. Los abogados de Gulliver confirmaron la existencia de la cuenta en Ginebra, que fue abierta en 1998 para albergar el dinero que el ejecutivo embolsó por los bonos cobrados durante su trabajo en la sede de Hong Kong y que por ese dinero se pagaron los impuestos correspondientes. La semana pasada los diarios británicos publicaron una extensa carta pública en donde Gulliver pide disculpas por el comportamiento de la filial suiza del HSBC y asegura que esa sección de la empresa fue “completamente reestructurada” después de 2007. En tanto, el banco comunicó sus resultados económicos y agregó que recuperar la confianza de los clientes “sigue siendo un desafío significativo debido a los errores cometidos”.