Monseñor Aguer: el debate sobre los fondos públicos destinados a la Iglesia es “otra cortina de humo”
Ante la discusión por los fondos públicos que se destinan a la Iglesia y la posibilidad de recortarlos, el arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, consideró que se trata de “otra cortina de humo” que “se sumó al debate abierto sobre el aborto”.
En esa línea, tildó de distracción estos debates, al entender que “la población se distrae un poco de sus aflicciones: la inflación que no baja, el dólar que sube, la violencia desatada en la sociedad, los femicidios, la sensación de inseguridad, el drama creciente de los jóvenes sin trabajo”.
“No me opongo a una supresión del aporte financiero del Estado. Habría que recordar, no obstante, las históricas exacciones al patrimonio de la Iglesia; los laicistas actuales son rivadavianos. En realidad, el Estado paga por los bienes que usurpó, y esa cuota representa un porcentaje ínfimo de lo que la Iglesia gasta“, sostuvo en diálogo con un matutino porteño.
Aguer justificó los “$11.000 o $12.000” que percibe por mes, asegurando que “se convierten en nafta, y no en la más refinada; el territorio de la arquidiócesis suma 4.652 km2, y para cumplir mi oficio como corresponde debo trajinar continuamente”.
“Tengo varios clientes fijos -dicho con todo cariño-, personas a las que ayudo, pobres de veras, más algunos sacerdotes y seminaristas. Gasto muy poco para mí mismo, en compra de libros sobre todo. Me gusta la ópera y el año pasado pude frecuentar el Colón porque me regalaron un abono. Hay gente dadivosa que se inquieta si sabe que falta algo o pone en mis manos ofrendas para obras de caridad”, argumentó.
Por otro lado, ironizó sobre el planteo de un recorte de sueldo impulsado por ciertos legisladores: “Me parece bien, podría llevárselo al nivel de lo que cobra un diputado. Después de todo, unos y otros somos servidores del pueblo y debemos dar ejemplo de austeridad; además, los obispos y sacerdotes no tenemos secretarios y asesores pagados por el Estado”.
“Sugiero encarar la cuestión con objetividad, sentido común y deponiendo prejuicios ideológicos”, pidió Aguer, además de solicitar que se reconozca “la tarea de la institución eclesial y sus ministros en favor de las víctimas de una pobreza estructural que en algunos sectores habría que denominar miseria”.