Macri habló de su gabinete si es gobierno y le lanzó guiños a Sanz y Carrió
Ubicaría al jefe de la UCR en Justicia, a la diputada le daría una embajada europea y contaría con Zuvic para la tarea de combatir el narcotráfico.
El “macrimóvil” avanzaba por la irregular ruta nacional 226, que une Azul con esta ciudad, donde Mauricio Macri nació hace poco más de 56 años. Fingiendo cierto enojo, Ernesto Sanz se quejaba a los gritos “de la discriminación a la que está sometido este militante de Cambiemos” por no haber recibido ni siquiera un sandwichito. Mauricio Macri se reía de la ocurrencia y, desde un mullido sillón negro, respondió con una novedad. “El ministro de Educación va a ser Esteban Bullrich. Y el de Justicia lo tienen acá, muy cerca”, dijo Macri, mientras el senador radical combinaba el silencio con una sonrisa cómplice.
Relajado como pocas veces, y optimista sobre sus chances en la pelea presidencial, Mauricio Macri dio así algunas pistas sobre su eventual gabinete si es que triunfa en las elecciones presidenciales del próximo 25 de octubre.
Las pistas sobre su eventual equipo de trabajo fueron alimentadas por sus asesores durante el viaje a Tandil. En esa lista de hipotéticos colaboradores, sobresale la ex ministra Graciela Ocaña, cercana a Horacio Rodríguez Larreta y quien sería encargada del área de Salud; el ex presidente de Shell Juan José Aranguren, que iría a Energía; Rogelio Frigerio, en Economía; Jorge Triacca, en Trabajo; Mariana Zuvic, en Narcotráfico, y Elisa Carrió, como “embajadora en Europa”, según adelantó el propio Macri.
¿La Cancillería? “No lo tenemos definido, pero claramente es una prioridad. De Uruguay en adelante no nos quedan más amigos”, criticó Macri a la gestión de relaciones exteriores del oficialismo desde el motorhome con cinco camas, dos amplios sillones, pantalla LED y aire acondicionado con el que recorre el país.
Tal vez por jugar de local, el líder de Pro combinó recuerdos personales con definiciones de campaña. Luego de rememorar la primera y única vez que fumó un cigarrillo, Macri recordó la inauguración que su tío Jorge Blanco Villegas hizo del hospital de Tandil, hace unos cinco años. Aquella vez, compartió el escenario con su rival de hoy, Daniel Scioli, el gobernador de Buenos Aires. “A mí me ovacionaron, con él hicieron silencio”, dijo. Cuando LA NACION le recordó que “en ese entonces se llevaban bien”, Macri se puso más serio: “No sé si se liberó ahora, pero cambió mucho”. Y lo criticó por esquivar el debate de candidatos previsto para el 4 del mes próximo.
“No es verdad que tengan 40 puntos, como tampoco era verdad que tenían 45, como decían. La mayoría quiere un cambio”, especuló Macri sobre la posibilidad de un eventual ballotage. ¿Y si gana Aníbal Fernández en provincia y usted la presidencia? “Confío en el instinto de supervivencia de los bonaerenses”, bromeó el jefe de gobierno porteño.
Con Sergio Massa tampoco hay demasiado lugar para los mensajes amables. “No hay diálogo”, dijo, seco y terminante. Aunque sí reconoció que habló con su aliado, José Manuel de la Sota. Con el gobernador cordobés se juntaron el lunes pasado para acordar una tregua y bajar “el nivel de agresión”. Ambos coincidieron en “que lo peor que le puede pasar al país es que siga este gobierno”, según relató Macri.
Esbozó la posibilidad de un “acuerdo el 26 de octubre” tanto con Massa como con los “gobernadores serios del peronismo”. Sanz agregó a la lista a los radicales Ricardo Colombi y Alfredo Cornejo. Emilio Monzó, ministro de Gobierno porteño, bromeó: “Y María Eugenia Vidal”. La intervención despertó una sonrisa en la candidata a gobernadora de Buenos Aires.
En Azul, como lo hizo en Olavarría y lo haría después en Tandil, Macri combinó caravanas por los barrios más necesitados con el apoyo de los candidatos locales. En la parroquia San Francisco de Asís, de Azul, prometió “completar la autovía 3 para cuidar y comunicar a los argentinos”. El jefe de Pro continuará hoy con su campaña en Pilar, en el norte bonaerense.
Fuente: diario La Nación