Los pecados del arzobispo
El titular de la arquidiócesis de Bahía Blanca aseguró ante el juez que desconocía el paradero del cura prófugo y que el obispo de Ciudad del Este mintió cuando lo responsabilizó. Su abogado también desligó a Garlatti del pago mensual que recibía Vara.
El arzobispo de Bahía Blanca, Guillermo Garlatti, imputado por encubrir al ex capellán militar Aldo Vara mientras estuvo prófugo de la Justicia, prestó ayer declaración indagatoria durante cuatro horas ante el juez federal Alvaro Coleffi. Según informó el Ministerio Público, Garlatti negó conocer el paradero del fallecido Vara, dijo no haber tenido una relación fluida porque pertenecían a “corrientes de pensamiento diferentes dentro de la misma Iglesia” y afirmó que la diócesis de Ciudad del Este mintió cuando informó que había recibido a Vara “a pedido de su obispo”. “No dice la verdad”, declaró Garlatti en referencia al comunicado difundido por el obispo esteño Rogelio Livieres Plano luego de que Interpol encontrara y detuviera al prófugo en Paraguay. El empresario inmobiliario Leopoldo Bochile, quien fuera apoderado del ex capellán del Ejército imputado por delitos de lesa humanidad, se negó a declarar.
Garlatti llegó al juzgado pasadas las 8.10 junto a su abogado Héctor Bertoncello. Escuchó la acusación y las pruebas en su contra, que le expuso el juez Coleffi, y luego comenzó una larga exposición a la que siguieron varias preguntas, informó el Ministerio Público, que estuvo representado por la fiscal María Cristina Manghera de Marra.
“Me van a perdonar, pero no voy a hacer por el momento ninguna declaración. Discúlpenme, ya se van a enterar de todo en su momento”, dijo ante los periodistas locales al salir del juzgado, a las 12.30. “Estoy muy tranquilo e hice todo lo que tenía que hacer, dije todo lo que tenía que decir. Que dios los bendiga”, agregó antes de subirse a un auto.
Según su defensor, Garlatti se explayó sobre “el gravísimo conflicto que tuvo con Vara en Mendoza, en (la congregación de) el Verbo Encarnado, que responde a una ideología de ultraderecha, situación que inclusive lo llevó a ir varias veces a Roma”. “Nosotros acompañamos notas donde Vara lo atacaba gravemente a Garlatti, estamos hablando del año 2001, antes de que fuera nombrado obispo. Es más, fue con el hoy Papa, el por entonces cardenal Bergoglio, a Roma, a puntualizar las disidencias con este tema porque de acuerdo con lo que dijo el arzobispo, esa agrupación tenía un seminario y captaba a chicos para ser seminaristas –por ejemplo en Bahía Blanca– y no les avisaba a los padres, una situación de mucha seriedad”, manifestó Bertoncello, quien dijo confiar “totalmente en que Garlatti es inocente”.
Consultado sobre el Fondo de Solidaridad que cobraba mensualmente Vara, el abogado aseguró que “no era el obispo” quien lo pagaba. “No sé quién le entregaba la plata a Vara. Se sabía que había un apoderado, pero el poder por escribano no existía, sólo una nota que le dejó a Rómulo García, el antecesor de Garlatti”, declaró Bertoncello. “Se hizo hincapié sobre algunas notas y las formas en que un sacerdote se va de una diócesis, temas de derecho canónico como por ejemplo a quién se pide autorización para irse”, explicó. “Nosotros ofrecimos también pruebas y, con respecto al tema del dinero, es un fondo fiduciario que se maneja desde Buenos Aires”, agregó. En cuanto a la tranquilidad mostrada por su defendido, dijo que el arzobispo “es una persona demasiado tranquila para la situación que vive” y confesó que “yo en una situación como ésta no estaría con esa tranquilidad”.
En segundo turno se presentó el empresario Bochile, quien por consejo de su abogado hizo uso de su derecho a guardar silencio. Bochile era el apoderado de Vara y cobraba en su nombre un beneficio jubilatorio, incluso durante los ocho meses que el ex capellán estuvo escondido en una parroquia de Ciudad del Este. El empresario, titular de Bochile Inmobiliaria en Bahía Blanca, es defendido por el abogado Rubén Diskin, quien defiende a su vez a varios militares imputados por crímenes de lesa humanidad y al director del diario La Nueva Provincia, Vicente Massot. Bochile se retiró acompañado por su hijo y por Diskin, sin hacer declaraciones.
Garlatti conduce la diócesis de la que dependía Vara, quien a poco del comienzo del primer juicio por delitos de lesa humanidad en Bahía Blanca decidió mudarse a Paraguay y fue acogido en una parroquia de Ciudad del Este “a pedido de su obispo”, según informó Livieres Plano y desmintió ayer Garlatti. De la investigación del Ministerio Público surge que el arzobispado continuó pagándole un beneficio jubilatorio al capellán mientras estaba prófugo, al tiempo que omitía aportar ese dato y decía desconocer su paradero ante los requerimientos del juez Coleffi. Tanto el Vaticano como la Conferencia Episcopal Argentina y los arzobispados de Mendoza, San Rafael, La Plata y Bahía Blanca dijeron desconocer el paradero de Vara. Garlatti agregó que Vara no había elevado ninguna solicitud para trasladarse al exterior y omitió decir que seguía cobrando el Fondo de Solidaridad por medio de su apoderado.
Fuente: Pagina 12.