Lo buscaban hace más de un año y estaba enterrado como NN
Mauricio Oliver salió de su casa en la localidad de Malvinas Argentinas para tomar el tren y nunca volvió.
Habían pasado algunos minutos de las 23 horas del martes 6 de mayo de 2014 cuando Nancy Bazán le dijo a su hijo Mauricio Oliver, de 20 años, que no fuera a tomar el tren porque a esa hora ya no pasaba. El joven no hizo caso, guardó 50 pesos, su DNI y salió de su casa en la localidad de Adolfo Sourdeaux, partido bonaerense de Malvinas Argentinas, para ir a la casa de unas amigas. Nunca llegó.
Una semana después, sin noticias de él, la familia realizó la denuncia por su desaparición. “Es que siempre se quedaba a dormir en la casa de amigos”, dijo su hermana, Noelia, al explicar el tiempo que demoraron.
El joven vivía haciendo changas y no tenía teléfono celular. En el último año, sus allegados observaron errores y omisiones por parte de la fiscalía que intervenía en la investigación.
Con la difusión del caso en algunos medios, hubo llamados que reportaban haber visto a Oliver consumiendo paco en villas de la ciudad de Buenos Aires. Su hermana recorrió varios asentamientos de la Capital e incluso viajó a Córdoba con el mismo objetivo. Pero no lo encontró.
Hoy se conoció que 24 horas después de ocurrida su desaparición se había encontrado un cuerpo arrollado por un tren, el mismo tren que Oliver supuestamente había tomado. “El fiscal estaba muy sentado, tranquilo, y nunca solicitó el cotejo de huellas que podía haber certificado que esa persona que estaba muerta desde el 7 de mayo era mi hermano”, lamentó Noelia en declaraciones al canal C5N.
El accidente fue reportado 11:40 de la mañana del día siguiente de la desaparición de Oliver, en cercanías de la estación Montes. Sin embargo, nunca se cotejó con las personas que se buscaban.
“La búsqueda la hacía la UFI 22, que pertenece a Malvinas Argentinas, que es la descentralizada de San Martín. Cuando cambian al sumariante, la persona que lleva la causa, un día me pregunta ‘¿y si avisamos en los departamentos judiciales vecinos?’, que no lo habían hecho en un año“, relató indignada Alejandra McDonnel, abogada de la familia, al mismo canal. Así fue como se libraron los oficios correspondientes y descubrieron que se encontraba en el cementerio de Benavidez una persona con características similares y un tatuaje como el que tenía.
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