Llegó el primer auto eléctrico al país, pero no hay estaciones de carga en funcionamiento
Siguen sin operar los surtidores instalados el año pasado. ¿De qué manera se llenarán las baterías de los eléctricos en el país?
Parecía lejano, pero llegó: los autos eléctricos ya se venden en la Argentina. El primero de este tipo que se homologó para circular por las calles del país es la Renault Kangoo Z.E., que acaba de presentarse en dos versiones, con precios de entre $707.600 y $717.400. Y a futuro seguirán llegando otros modelos, como el Nissan Leaf y el Chevrolet Bolt, que harán su arribo entre 2018 y 2019.
A pesar de esto, en la Argentina no hay estaciones de carga para autos eléctricos operativas. YPF y Edesur, ambas compañías aprobadas por el Ente Nacional Regulador de Electricidad (ENRE) para comercializar energía, anunciaron la instalación de surtidores el año pasado, pero todavía ninguno está en funcionamiento.
“Por el momento no están operativos porque no está regulado el precio“, explicó una fuente de YPF. En diciembre, tras un reclamo de Edesur, el ENRE envió un comunicado a las compañías mencionadas para aclarar que la venta de electricidad a vehículos será encuadrada como negocio no regulado, a diferencia de los que ocurre con la distribución de energía.
¿Y cómo se cargan los autos eléctricos en el país?
Los modos de carga se dividen en tres: modo 2, modo 3 y modo 4, según explicaron los responsables de la Asociación Argentina de Vehículos Eléctricos y Alternativos (AAVEA), Mariano Jimena (presidente) y Roberto Stazzoni (prosecretario).
“Todos los autos en la Argentina deberían poder cargarse en modo 2 y modo 3. Dependiendo de la tecnología de las baterías, algunos también van a poder cargar el modo 4”, aseguran los miembros de AAVEA.
Desde dicha entidad, creada a mediados de 2012, explican que el modo 2 es una carga por corriente alterna. Es la menos potente, por lo que tarda más en llenar la batería.
Se realiza a través de un dispositivo que tiene en una punta un conector norma IRAM para enchufar en una toma doméstica común (de 10 o 20 amper) y en la otra un conector “macho” que va al “in” del auto. En el medio lleva una caja que equipa un circuito con una lógica tanto de control como de protección de la carga.
El modo 3, también en corriente alterna, es un dispositivo que va instalado en forma fija a la pared o al piso. Trabaja con potencias mayores (llega a 22 y 43 kW de potencia en corriente alterna trifásica), por lo que carga más rápido.
También tiene mayores niveles de seguridad: a través de una comunicación entre el auto y el cargador, verifica constantemente la carga. Además, incluye la opción de contar con un monitoreo en forma remota de cómo está siendo el llenado de la batería, aseguran los especialistas.
Este modo es el utilizado por la Renault Kangoo Z.E., que se recarga mediante un “wall box” (vale entre 1.500 y 2.500 dólares), un dispositivo desarrollado por ENEL (hay otras empresas, al menos cuatro, trabajando en el desarrollo de cargadores) que debe ser instalado en un circuito eléctrico.
El modo 4 trabaja en corriente continua y con potencias que normalmente comienzan en los 22 kW. De todas formas, hoy pueden llegar a los 150 kW y en algunos casos muy especiales a los 300 kW de potencia, asegura Mariano Jimena de AAVEA. “En promedio, podríamos hablar de 50 kW de potencia”.
A este último modo pertenecen los surtidores que YPF comenzó a colocar en algunas estaciones de servicio del país.