Las vinotecas buscan alternativas para afrontar las consecuencias de la pandemia del coronavirus
Las vinotecas, uno de los principales canales de venta del vino en el mercado interno, desarrollan distintas alternativas para hacer frente a las consecuencias económicas de las medidas impuestas por la pandemia del coronavirus, y confían en una pronta autorización para abrir sus puertas, cerradas en muchos casos pese a vender alimentos.
En los últimos días el empresario Aldo Graciani abrió una “vinoteca al aire libre” en el frente de su restaurante de Palermo, con venta de vinos y otros productos de cristalería para poder pagarle el sueldo a los 130 empleados de sus distintos locales.
“Ante el momento especial de la pandemia, y entendiendo que la gente tiene mucho temor de salir y exponerse al contagio, decidimos habilitar nuestra terraza como Patio de vinos”, explicó Graziani.
Con más de cinco mil establecimientos en todo el país, según la Cámara de Vinotecas y Afines (CAVA), el sector -junto con los restaurantes, actualmente cerrados- es uno de los principales canales de venta para el 80% de las bodegas, especialmente las más chicas, que “hoy atraviesan graves problemas al no tener dónde ofrecer sus productos”.
En diálogo con Télam, Sergio Cerro, presidente de la entidad, explicó que “el canal vinotecas representa 12% en volumen y 40% en dinero”, y afirmó que “con el 100% de los restaurantes y 50% de las vinotecas cerrados se complica no solamente la cadena de pago de las vinotecas sino también la de las pequeñas bodegas”.
“Esta categoría de comercios son, para muchos pequeños y medianos emprendimientos, prácticamente el único canal de venta disponible”, remarcó, por su parte, un grupo de distribuidoras de vinos en un comunicado, en el que reclamaron la apertura de estos locales.
Diferente es el caso de las bodegas más grandes, que desarrollaron o impulsaron sus propios sitios de venta online para intentar compensar -aunque sea parcialmente- la caída en las ventas a través de los canales de restaurantes y vinotecas.
Según Cerro, propietario de una vinoteca en Bragado que permanece cerrada, “la mitad de los establecimientos está abierta, con una recaudación de 60%; y de la otra mitad, 40% opera por delivery a puertas cerradas, con una facturación de 15 a 20%; y el 60% restante, cero”.
Muchas vinotecas permanecen cerradas por “un error de interpretación”, añadió Cerro, quien explicó que se debe a que no son consideradas como comercios de alimentos pese a que “dentro de la canasta básica figuran el vino y la cerveza, y también figura el vino en el Código Alimentario Nacional, además de ser la bebida nacional”.
Complicó aún más al sector la decisión de medio centenar de municipios de ocho provincias que decidió prohibir la venta de alcohol, al considerar que su abuso podía promover la violencia en momentos de aislamiento.
En ese sentido, distintas cámaras del sector coincidieron en reclamar que se anule esa prohibición, ya que el vino “nunca estuvo vinculado con el abuso de alcohol, concentrándose desde siempre su consumo en el hogar, como parte integrante de nuestros hábitos culturales de alimentación”.
El cierre de las vinotecas no sólo perjudica a las bodegas, sino especialmente a sus propietarios, en la mayoría de los casos pequeños empresarios o emprendedores.
“La mayoría de las vinotecas no pertenece a cadenas, la más grande tiene 23 sucursales, el 95 o 96% de las vinotecas son familiares, que lo están pasando muy mal”, indicó Cerro.
Con estrictos protocolos de prevención, higiene y salud, y dando de baja todas la actividades programadas para sus clientes (catas y charlas con sommeliers y enólogos), algunas vinotecas pudieron continuar operando, ofreciendo sus productos “a puertas cerradas” y con envío a domicilio, pero muchas no lo hicieron.
Para intentar aminorar las consecuencias de la crisis económica provocada por la pandemia y ayudar a los establecimientos más afectados, algunas vinotecas decidieron recaudar fondos.
Para ello, las vinotecas Almacen Otamendi, Bebé Vino, Mr. Wines, Ozono Wines, Pain et vin y Soil Wines idearon la campaña “Mi vino por un colega”, que destinará el dinero recaudado en un sorteo de cajas de vino a la compra de alimentos, que luego serán repartidos entre los integrantes del grupo de personas a ayudar.
Por último, Cerro confió en que en la próxima etapa del aislamiento social preventivo y obligatorio “se destrabe esta situación”, a la que calificó como “muy complicada”, especialmente para los que permanecen hace más de 50 días sin abrir.