La verdadera historia detrás del símbolo de Bluetooth (Diente Azul)
Harald Blåtand reinó Dinamarca a partir del año 958, también fue rey de Noruega, a partir del año 970, épocas vikingas en las que resultaría sobrenatural imaginar los adelantos tecnológicos que hemos logrado construir hasta ahora.
La popularidad de este rey se extendió por Escandinavia, convirtiéndose en un personaje que destruiría la concepción colectiva de la época de ‘hombre nórdico’. Harald era un tipo moreno con cabello negro, características que cargaría en el nombre desde su bautizo: Harald Blåtand, Bla para negro y Tand para gran hombre.
Hasta ese momento no existía una relación con la idea de diente pigmentado, no fue sino hasta la traducción al inglés que Blåtand se interpretó de esta forma. Este hueco en la historia de Harald fue cubierto con otra teoría, una que promovía la idea de una enfermedad natal que como síntoma presentaba una tonalidad azul en la dentadura del enfermo.
Esta teoría sigue siendo desechada por muchos historiadores, y es que, si leemos sobre la eritroblastosis fetal –enfermedad atribuida a Harald– existen decenas de síntomas mencionados que no hacen mayor referencia a esta coloración, incluso, esta enfermedad se destaca por sus consecuencias fatales.
A pesar de esta inconsistencia histórica, 11 siglos después de la existencia de Harald, una marca de teléfonos le rendiría homenaje perpetuo.
Harald Blåtand pasó a la historia como uno de los grandes promotores de la comunicación, razón por la cual Ericsson tomaría como inspiración la existencia de este rey para bautizar uno de los adelantos que han marcado de forma tan profunda la comunicación inalámbrica.
La imagen popular referente que conocemos del bluetooth surge de la unión de dos runas hallal —símbolos alfabéticos característicos de la cultura escandinava y británica—. Estas dos runas fueron las iniciales de Harald Blåtand, las que inmortalizaron su legado comunicativo en un símbolo que es reconocido por millones de personas en el mundo.