La solidaridad explotó por las inundaciones
Las dramáticas inundaciones que azotan a varios distritos de la provincia de Buenos Aires motorizaron, una vez más, el enorme espíritu solidario de los argentinos. La movida generalizada con el objetivo de recaudar elementos para quienes sufrieron importantes pérdidas materiales en los temporales de los últimos días no sorprendió, dado que el ciudadano de nuestro país demostró en innumerables oportunidades su profunda vocación de ayuda.
Lo que sí observamos quienes trabajamos el minuto a minuto de la web y las redes sociales fue la increíble rapidez con que se viralizaron los mensajes que informaban acerca de los centros de recepción de donaciones.
En Twitter, Facebook y en forma especial en la línea de Whatsapp del diario, los posteos y comentarios fueron in crescendo con el correr de las horas. No sólo el detalle de dónde y qué se recolecta para las víctimas del fenómeno climático, sino también la cantidad de internautas que decidieron colaborar como intermediarios de fundaciones, clubes o asociaciones sin fines de lucro y hasta pusieron sus casas a disposición para juntar los elementos.
En esta segunda década del siglo XXI, el poder de la red de redes se pone de manifiesto en los acontecimientos cotidianos y en los extraordinarios, como en esta oportunidad. Y demuestra que Internet y las páginas de intercambio social no sólo se utilizan para el entretenimiento o el ocio, sino que también son muy potentes para colaborar con el prójimo. No sólo por una cuestión de facilidad para viralizar un mensaje, sino además por su impresionante capacidad de acercar al mundo.
Hoy, todo parece estar más cerca. Para los críticos del progreso y de la tecnología, los agoreros de siempre que siembran dudas de lo que deparará el futuro para la humanidad, este tipo de demostraciones echan por tierra cualquier pensamiento negativo. Y una vez más, la discusión se centra en el buen uso de las herramientas tecnológicas: cuando la utilización es la correcta, el beneficio es para todos.