La renovación, el saldo más valioso de la gira de los Pumas
“No caigo. No sé dónde estuve ni sé qué pasó. Cuando me dijeron ?Tomy, entrá’ tardé varios segundos en darme cuenta que me hablaban a mí, hasta que escuché un grito: ?¡Entrá!’. Y cuando entré, sólo me propuse que no me pasara nadie”. Tomás Lezana es uno de los ejemplos de, quizá, la postal más valiosa que tuvo esta gira de noviembre para los Pumas : la renovación. Plasmada en otro hecho inusual en la última década y media: volvieron a la Argentina tantos jugadores como los que se quedaron en Europa. Si una de la intenciones del staff en este viaje era ampliar la base, el objetivo se cumplió. Aun en el caso de Lezana, citado de urgencia ante la lesión de Rodrigo Báez. Hace apenas dos semanas, el santiagueño estaba viendo al seleccionado ante Escocia por televisión junto a sus amigos en su club, Santiago Lawn Tennis. El sábado, en su debut, jugó un partido descomunal en la sensacional victoria ante Francia.
Otro caso similar al de Lezana es el de Isa, también Pumita reciente y santiagueño del Lawn Tennis. Fue convocado a último momento porque el ídolo de ambos, Juan Leguizamón, no se recuperó del desgarro sufrido en Oceanía, durante el Rugby Championship. Isa entró ante Escocia cuando se fue lastimado Báez, pero quedó preso del desconcierto que tuvo ese día el equipo. En su primer test como titular, ante Italia, jugó un gran encuentro y en el Stade de France fue la figura.
Guido Petti es otro Pumita 2014. Llegó en la segunda semana por las paperas de Matías Alemanno. Debutó en los Pumas en Génova sin poder acomodarse, pero en París estuvo a la altura.
Santiago González Iglesias no fue Pumita, pero está en el Pladar desde que empezó. En enero de este año quería largar todo porque la oportunidad del salto no le llegaba. El sábado, de 13, en un puesto que no le es habitual (es 10 natural y 12 adaptado), descolló. El tackle donde se lo lleva 10 metros para atrás al grandote Bastareaud es otra de las postales históricas del impacto 2014 en el Stade de France.
Jerónimo De la Fuente y Matías Moroni, potenciados en el Pladar, rindieron ante Italia y hasta fueron destacados especialmente por Daniel Hourcade, quien en esta gira mostró importantes rasgos de su función de conductor. Vio que había que cambiar y no dudó en poner a Tomás Cubelli y a Nahuel Tetaz Chaparro por Martín Landajo y Ramiro Herrera, titulares en casi todos los encuentros de junio y RCh. Y también lo sacó a Nicolás Sánchez en Génova, recuperándolo al máximo en París. Con eso mandó un mensaje: nadie tiene el puesto asegurado, salvo los consagrados como Juan Hernández, Marcos Ayerza, Marcelo Bosch, Juan Leguizamón y Juan Fernández Lobbe. Hasta Horacio Agulla ha ido al banco. Eso motiva la sana competencia interna que debe tener todo equipo.
Cuando se recuperen de sus lesiones, los Pumas volverán a contar con Fernández Lobbe, Leguizamón, Mariano Galarza, Pablo Matera y Juan Figallo, que para el staff es el 1 como 3. Y si la convocatoria está abierta para todos (con excepción de Patricio Albacete; una lástima, pero el entrenador ya dio su explicación), se podrá armar un plantel numeroso, de hasta tres jugadores por puesto, no sólo para buscar las semifinales en el Mundial 2015, sino para armar un muy buen plantel con vistas al Súper Rugby. Ese número se puede reabastecer en los partidos de junio.
De todos modos, siempre lo importante es a largo plazo. A estos chicos que deslumbraron en noviembre hay que guiarlos y ayudarlos para que progresen en su juego y cuiden su físico. Hourcade manifestó que está muy preocupado por tantas lesiones y reveló que el jefe de los preparadores físicos, Martín Mackey, está investigando las causas.
Esta nueva etapa también mostró en el otoño europeo autocrítica para dar vuelta la historia de Murrayfield y pegar un salto vital como equipo en París, jugando como había que jugarle a Francia. Aquello de los pantalones largos que Hourcade pidió ponerse ante Escocia. Era necesario, a la vista de lo que ocurrió, un porrazo más. El camino es el correcto.