viernes, noviembre 22, 2024
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La obesidad, un mal que sigue en alza

Dos de cada diez personas son obesas y seis de diez tienen sobrepeso, según la Tercera Encuesta Nacional sobre Enfermedades No Transmisibles. También creció el sedentarismo. Entre los aspectos positivos, bajó el consumo de sal y la exposición al humo de tabaco ajeno.

La cantidad de obesos en la Argentina aumentó más del 15 por ciento en los últimos cuatro años, y más del 42 por ciento en los últimos ocho: en la actualidad, más del 20 por ciento de la población es obesa y cerca del 60 por ciento tiene sobrepeso. Este es uno de los datos más destacados, y sin duda el más preocupante, de la Tercera Encuesta Nacional de Factores de Riesgo para Enfermedades No Transmisibles (ENFR), que se dio a conocer ayer. También creció el sedentarismo: 55 de cada 100 habitantes no hacen actividad física. Se registran también aspectos positivos, como la reducción en el consumo de sal: sólo el 17 por ciento agrega sal a la comida en la mesa, cuando, hace sólo cuatro años, lo hacía el 25 por ciento. Bajó el consumo de tabaco y sobre todo cayó la exposición a humo de tabaco ajeno en el trabajo y en bares. También mejoró el uso de cinturones de seguridad. Hubo avances en el acceso al sistema de salud: más mujeres se hacen mamografías, y más gente controla su presión arterial. Pero la hipertensión se mantiene elevada, afectando al 33 por ciento de la población.

La investigación se realizó entre octubre y diciembre de 2013, por convenio entre el Ministerio de Salud de la Nación, el Indec y las direcciones provinciales de estadística. Según confirmaron a este diario expertos independientes, el trabajo preservó los estándares metodológicos de las dos ENFR anteriores, efectuadas en 2005 y 2009. Se obtuvieron respuestas de 32.365 personas, desde 18 años en adelante, de las 24 jurisdicciones y los distintos sectores sociales del país.

El exceso de peso afecta al 57,9 por ciento de la población; en 2009 era el 53,4 y en 2005, el 49 por ciento. La obesidad llega al 20,8 por ciento; trepó desde el 18 por ciento en 2009 y el 14,6 por ciento en 2005. Quiere decir que la obesidad aumentó un 23,3 por ciento entre 2005 y 2009 y un 15,6 por ciento entre 2009 y 2013: un 42,5 por ciento de aumento en ocho años. Para obtener estos datos se estableció el índice de masa corporal a partir del peso y la altura del entrevistado.

La obesidad es mayor entre varones, donde llega al 22,9 por ciento; entre las mujeres es de 17,9 por ciento. La franja etaria con más obesos es la que va de 50 a 64 años, con 29,6 por ciento: casi una de cada tres personas. Y la prevalencia va pareja con el nivel de instrucción: el 28,4 por ciento de los que tienen primaria incompleta es obeso, contra sólo el 15,6 por ciento de los recibidos en universidad o terciario.

El sobrepeso –que no llega a constituir obesidad– se registra en el 37,1 por ciento de la población; en 2009 era el 35,4 y en 2005, el 34,4 por ciento.

No sorprende que la actividad física haya disminuido: el 55,1 por ciento de la población incurre en “actividad física baja”; era el 54,9 por ciento en 2009, y el 46,21 en 2005. El sedentarismo afecta más a las mujeres (el 57,9 por ciento) que a los hombres (el 52,1 por ciento). Y también hay diferencias significativas según nivel de ingresos: el 55 por ciento de los que ganan menos de 4500 pesos por mes es sedentario, contra el 49 por ciento de los que ganan más de 10 mil.

El consumo de fruta y verdura sigue siendo bajo: 1,9 porción por día, muy por debajo de las 5 porciones recomendadas. Es similar al de 2009 y no hay diferencias significativas por condición económica u otras variables.

En cambio, la proporción de gente que le agrega sal a la comida después de la cocción bajó significativamente en los últimos cuatro años: del 25 por ciento en 2009 al 17 por ciento en 2013. Había sido del 23 por ciento en 2005. El descenso más notable se registró en la ciudad de Buenos Aires, que en 2009 lideraba la estadística con un 33 por ciento de adictos a la sal, y bajó al 22 por ciento en 2013. En cambio, Catamarca, donde el 27 por ciento le echaba sal al plato, sólo bajó al 24 por ciento, quedando como la más salera.

“Prácticas preventivas”

El consumo de tabaco bajó significativamente: del 29,7 por ciento de la población en 2005 al 27,1 en 2009 y el 25,1 en 2013. La exposición al humo de tabaco ajeno en bares o restaurantes bajó del 47,2 al 23,5 por ciento; en el trabajo, del 34 por ciento al 25 por ciento; en el hogar, también bajó, pero no tanto: del 33,9 en 2009 al 27,6 por ciento en 2013.

En cuanto al ítem “prácticas preventivas”, la proporción de mujeres de 50 a 70 años que se hicieron mamografía en los últimos dos años subió del 46,2 por ciento en 2005 al 59 por ciento en 2009 y al 65,6 por ciento en 2013. Los que dijeron haberse controlado la presión arterial en los últimos dos años llegaron al 92,7 por ciento en 2013, contra el 78,7 en 2005. Pero de los que se controlaron, el 34,1 por ciento resultó tener hipertensión, proporción similar a la registrada en encuestas anteriores.

También aumentó significativamente la proporción de los que dicen utilizar siempre cinturón de seguridad cuando circulan en auto: del 48 por ciento en 2005 subió al 63,8 en 2009 y al 69 por ciento en 2013.

En cuanto a la percepción general sobre la propia salud, el 21,2 por ciento de la muestra siente que su salud general es mala o regular; no hay diferencias estadísticamente significativas con encuestas anteriores. Lo que sí es significativo es que, de entre los que ganan más de 10 mil pesos por mes, sólo el 9,3 por ciento define su salud como regular o mala; en cambio, de los que ganan menos de 4500, el 28,8 se siente enfermo.

Pero no se ha perdido el buen humor. Como respuesta a la pregunta “¿Está ansioso o deprimido?”, sólo el 16,3 dijo que sí en 2013; en 2009, el 19,3 por ciento estaba bajoneado, y el 22,8 por ciento se deprimía en 2005.

aumm

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