La “nube” de langostas que amenaza con arrasar cultivos en Argentina: hacia donde se dirige y cómo se movió
Una plaga de langostas recorre Argentina desde el 11 de mayo procedentes de Paraguay y se desplaza a una velocidad diaria de hasta 150 kilómetros por día y mantiene en alerta a las autoridades medioambientales de Sudamérica.
En estos momentos, se encuentran a la altura de la provincia de Corrientes (ha recorrido 1.000 km) y, a diferencia de invasiones anteriores la nube, se ha instalado muy cerca de la frontera con Brasil. En el sur del gigante sudamericano temen que cruce finalmente la frontera y arrase con los cultivos productivos.
Esta especie no son peligrosas para el humano, pero son una catástrofe para los campos sembrados. No es la primera vez que sucede, también había pasado algo similar en la década del cincuenta.
Cabe destacar que la de este año es la tercera invasión registrada desde entonces. “Hace cinco años que estamos en emergencia Argentina, Bolivia y Paraguay. La diferencia es que esta vez la nube está más al este de Argentina. Hace 73 años que no llegaba a la provincia de Corrientes y es por eso que hay alerta en Uruguay y Brasil. Como se mueve 150 kilómetros por día, puede cruzar la frontera por la cercanía”, dijo en las últimas horas, Héctor Medina Héctor Medina, coordinador del Programa Nacional de Langostas del Senasa.
Las nubes de langostas se trasladan durante el día y se asientan durante la tarde-noche. Cuando la temperatura es muy baja o llueve no levantan vuelo. Los expertos esperan que ya no avance hacia el sur porque a medida que uno se acerca a Buenos Aires crece el rigor del invierno.
“El factor determinante es el clima. Como esperamos lluvia y una caída de la temperatura en los próximos días, la tendencia es que el problema no empeorará. Pero todavía hay un riesgo, estamos atentos”, explicó Ricardo Felicetti, jefe de defensa sanitaria del Departamento de Agricultura de Rio Grande do Sul, preocupado por las cosechas del sector agropuecuario.
El cálculo de la entidad es que las pérdidas en toda la cadena, incluidas la industria alimentaria y otras relacionadas con el campo, alcanzan los 36.000 millones de reales (6.700 millones de dólares).