viernes, noviembre 22, 2024
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La novia que este jueves tenía que casarse con un tripulante del submarino ARA San Juan: “Yo lo sigo esperando”

Cuando el pasado 13 de noviembre Luis Niz partió desde el puerto de Ushuaia hacia la Base Naval Mar del Plata a bordo del ARA San Juan, lo hizo pensando que ese iba a ser su último viaje soltero. Pocos días después del regreso, el 7 de diciembre, iba a casarse con la cabo primero música, Alejandra Morales, su novia desde hace cinco años.

Pero la historia de Luis y las de sus 43 compañeros se pusieron en pausa a las 7:30 del miércoles 15, cuando la base recibió la última comunicación que se conoce hasta el momento del buque. Es el último rastro que dejaron los marinos, su último contacto, la última señal antes de convertirse en una pregunta que todavía nadie puede responder.

Hoy 7 de diciembre Luis y Alejandra tenían cita en el registro civil de Mar del Plata para en presencia de unos pocos familiares y amigos, ponerle título a su amor. Para en esta fecha seguir contando los años juntos, un día con el que íntimamente él había quizás empezado a fantasear allá en 2012, en la Base Naval de Puerto Belgrano, en Punta Alta, cuando se pusieron de novios.

“La verdad es una fecha sumamente cargada de sentimientos encontrados”, compartió con Infobae un amigo íntimo de Luis y de Alejandra en la previa a la fecha. Los conoce desde la escuela de suboficiales, vio empezar la relación, compartió con el tripulante del San Juan dos años a bordo de la Fragata Libertad y lo considera, dice, “un hermano de la vida”.

El año pasado Luis, de 27 años, cabo primero, nacido en San Miguel, tuvo el mejor promedio en el curso de submarinista. En los dos años que hace que navega en el San Juan, es probable que nunca se haya subido con tantas ganas de volver como el 13 de noviembre pasado. Alejandra es de Tafí del Valle, Tucumán, una apasionada de la música y parte de la banda de la Armada. Por estos días no da notas, no habla demasiado, sigue de cerca  las noticias, agradece las muestras de afecto, pero por sobre todas las cosas, lo espera.

Los dos viven en una casa que alquilan en Mar del Plata, como la mayoría de los tripulantes del San Juan, acostumbrados a instalarse en el destino al que los lleva su trabajo en la Armada Argentina. Desde que se supo de la desaparición del submarino viajaron desde Capilla del Señor, donde viven, la mamá de Luis, Ester, y una de sus hermanas, Sofía. También está la mamá de Alejandra, que recorrió más de 1600 kilómetros desde Tucumán, para estar con su hija. Ninguna habló con los medios en estos 22 días.

A pesar de la fuerte presencia periodística en la ciudad balnearia, de los medios del mundo intentando saber qué pasa con el San Juan, indagando a cada familia, a cada amigo, doblando y desdoblando cada rincón de la vida de los tripulantes, Alejandra logró mantenerse al margen de los flashes, de los micrófonos, las cámaras y evitar las entrevistas. En un breve diálogo con Infobae, en el que no quiso dar más detalles, dejó saber: “No quiero hablar de él en pasado porque yo aún lo espero”.

El último lunes, durante una entrevista televisiva, el ministro de Defensa de la Nación, Oscar Aguad, dijo que los tripulantes del ARA San Juan “están todos muertos”. Tan sólo un día antes, el domingo, en la habitual conferencia de prensa en el edificio de la Armada, el papá de Luis se había presentado de imprevisto  y  mostrado la otra cara de la búsqueda, la de las familias que todavía esperan: “Dios quiera que Alejandra vaya a ser la esposa de mi hijo, porque todavía mantenemos la esperanza”, le dijo Niz al vocero Enrique Balbi, en medio de un ida y vuelta que transmitían en vivo varios medios nacionales.

“No quiero bajar los brazos, no quiero perder la fe, tengo la esperanza de que están bien”, les decía apenas unos minutos más tarde a los periodistas que cubrían la conferencia, Luis Antonio Niz, papá del cabo primero del San Juan. Son varias las familias que hoy como él se unen en un solo pedido que apunta al gobierno nacional y a la Armada: que no se abandone la búsqueda de los 44. Este 7 de diciembre Alejandra no llora, no tiene por qué, espera al chico de la sonrisa que la enamoró hace cinco años, para darle el sí.

Fuente: Infobae

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