jueves, noviembre 21, 2024
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La natación no deja de sorprender: Grassi, el joven de 18 años que fue plata

Se subió al podio en 100 metros mariposa con un tiempo de 52s9/100, que fue récord argentino; más temprano, se había clasificado para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.

– Las sorpresas no terminan en la piscina. A los varios récords nacionales y la doble medalla de Federico Grabich (oro y plata en 100 y 200m libre, respectivamente), ayer se le agregó la fantástica conquista de Santiago Grassi, plata en los 100m mariposa, una especialidad en la que los dos únicos medallistas panamericanos de nuestro país eran José Meolans (plata en 2003) y Luis Alberto Nicolao (bronce en 1967). Toda una señal de esta histórica recuperación de la natación argentina.

Sin saberlo, a los seis años Santiago Grassi empezó a construir su sueño. “No caigo todavía”, dijo apenas terminó la carrera. En una familia de nadadores, él fue el único de los cuatro hermanos que continuó en el agua. Su hermana María Eugenia llegó a ser campeona sudamericana juvenil, pero después abandonó. Grassi, de 18 años, dice que sus tres hermanos lo alientan y que de su hermana aprendió el apego por la responsabilidad y la disciplina. Nacido en Santa Fe, en el club Unión forjó buena parte de sus anhelos que cada vez son más ambiciosos. En sólo cinco meses, Grassi bajó casi un segundo su marca. En marzo último marcó 52s94/100 y en abril rompió el récord argentino que ostentaba José Meolans (52s93/100) con un registro de 52s68.

A partir de entonces, su único objetivo era lograr clasificarse para los Juegos de Río 2016. Y ayer por la mañana lo consiguió, con un registro de 52s34/100. Pero aún podía más. El peruano Mauricio Fiol, que había sido segundo en la eliminatoria, fue descalificado por doping. Grassi había logrado el mejor tercer tiempo y ahora sus posibilidades de alcanzar un podio aumentaban. Así fue: estuvo a sólo a cinco centésimas de alcanzar el oro (ganó el estadounidense Giles Smith con 52s04). Todavía exhausto por la carrera y por la emoción, Santiago balbucea las primeras respuestas:

-¿Qué creés que le aportó Bill Sweetenham al equipo?

-Nos hace pensar de diferente manera y entrenamos como en el primer mundo. Nos entrenamos creyendo que nosotros somos los mejores y ahí está la diferencia. Hoy [por ayer] los ocho éramos iguales, teníamos las mismas condiciones. Cualquiera podía ganar. Se dio por la cabeza. El que creía que podía, que lo iba a hacer.

-¿Cuáles son las próximas metas?

-Lo próximo es el 4×100 combinado [compiten hoy junto a Grabich, Miguelena y Aguilera] y nos ilusionamos con una medalla. Después en el Mundial [es en Kazan, Rusia, del 24 de julio y al 9 de agosto] voy a tratar de meter una semifinal. Y siempre bajar mi marca, aunque sea una centésima. Y el año que viene, meter una final en Río, sería lo mejor.

Ayer, en declaraciones a la nacion, Sweetenham dijo que los nadadores argentinos tienen “potencial ilimitado”. El entrenador australiano le inyectó una cuota de autoestima al equipo que ya empezó a dar resultados: “Después de esta mañana creí que todo era posible. Hay que creer. Se puede, en serio que se puede”, dijo emocionado Grassi, que llena el futuro de esperanza.

 

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