jueves, noviembre 21, 2024
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La jueza, en el lugar de los hechos

Hasta finales de este mes, la magistrada recorrerá el País Vasco, Sevilla, Málaga y Madrid para visitar a los familiares de fusilados por el régimen franquista que no pueden desplazarse hasta Argentina a prestar declaración.

Las voces que la Justicia española tantas veces se negó a oír tienen ahora como interlocutora a la jueza María Servini de Cubría quien, en el marco de la querella iniciada por los crímenes del franquismo, viajó a España para tomar declaraciones de las víctimas que por razones de edad no pudieron desplazarse a la Argentina. La magistrada –que se encuentra en el País Vasco– irá también a Sevilla, Málaga y Madrid para visitar en sus domicilios a siete familiares de fusilados por el régimen franquista.

Servini manifestó ayer por la tarde, en rueda de prensa en San Sebastián, que confía en llegar al final de su investigación sobre los crímenes del franquismo para esclarecer “lo que tiene que esclarecer”. Sus declaraciones llegaban en medio de una gran expectativa, tras haber recogido durante dos días testimonios directos de damnificados en las localidades vascas de Miranda de Ebro y Guernica, y de haberse reunido en Vitoria con la presidenta del Parlamento de Euskadi, Bakartxo Tejeria, acciones que nunca había realizado ningún miembro de la Justicia española.

Ante la batería de preguntas enfocadas hacia los continuos obstáculos que la Audiencia Nacional de Madrid pone a la investigación de los crímenes de la dictadura, la jueza confesó que no puede decir que haya encontrado trabas en la Justicia española, “aunque sí lentitud”. En este sentido, reclamó que algunas contestaciones a sus requerimientos “sean algo más rápidas”.

No obstante las grandes expectativas generadas alrededor de su visita, Servini explicó que en Buenos Aires ya tomó declaración a “muchos españoles que hicieron el sacrificio de viajar hasta Argentina”, mientras que otros declararon por videoconferencia. Desde que en 2010 se presentó la querella, la recolección de pruebas, el número de demandantes y de imputados se fue multiplicando hasta convertirse en una investigación de gran complejidad en torno de los crímenes de genocidio y de lesa humanidad cometidos por la dictadura franquista desde su inicio, el 18 de julio de 1936, hasta el 17 de junio de 1977, fecha de las primeras elecciones democráticas en España. Sin embargo, lo que todavía no se había conseguido era el viaje de la magistrada al lugar de los hechos. Por eso (y porque es la primera vez en cuarenta años que se investigan estos asesinatos) el paso de Servini de Cubría por España es considerado como un hito.

La titular del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal número 1 de Buenos Aires tomó declaración en Guernica a los hermanos Kalzada, hijos de un hombre fusilado por las tropas franquistas en 1937. Uno de ellos, Julen Kalzada, es un sacerdote de 78 años que decidió continuar la lucha contra la dictadura desde su posición de cura. Entre el 30 de mayo y el 1º de junio de 1969 permaneció encerrado, en huelga de hambre, en la sede del obispado de Bilbao a modo de protesta por las torturas que cometía el régimen en las cárceles. Como represalia, las fuerzas de Franco lo condenaron a doce años de cárcel “por rebelión militar y por supuestamente haber colaborado con ETA”, según explicó Julen para los medios. Los hermanos vizcaínos Elisa y Julen Kalzada expresaron también su esperanza, tras prestar declaración, en que la magistrada argentina “juzgue a los franquistas por sus crímenes, igual que se ha hecho con los nazis”.

La magistrada también se desplazó al hospital de Miranda de Ebro, en Burgos, donde se encuentra ingresado el bilbaíno Félix Padín, miliciano anarquista que estuvo en varios campos de concentración. Sin embargo, Servini no pudo tomarle declaración al no haber llegado su exhorto a los juzgados, aunque sí conversó con él y dice haberlo visto “muy lúcido” pese a sus 97 años. La memoria de Félix Padín es historia viva de la Guerra Civil y, de hecho, este mismo mes de mayo será homenajeado en el Parlamento de Euskadi por su lucha en los batallones de la CNT (Comisión Nacional de los Trabajadores).

La jueza está acompañada, en su paso por Euskadi, por representantes de la Plataforma vasca contra los crímenes del franquismo y de la Asociación 3 de marzo, que se mostraron muy satisfechos con la visita de Servini de Cubría. “Fueron años peleando para que un juez, aunque sea bajo la jurisdicción internacional, reciba el testimonio directo de cientos de querellantes de una dictadura atroz”, afirmó Josu Ibargutxi, portavoz de la Plataforma vasca.

La Justicia universal es la carta que se está jugando desde Argentina para poder sentar al banquillo a los responsables de miles de asesinatos, secuestros y desapariciones perpetrados durante la dictadura franquista. Pero, aunque en tanto crímenes de lesa humanidad, estos delitos son imprescriptibles, la Audiencia Nacional de Madrid insiste en calificarlos como prescriptos. Por esta razón, el pasado 30 de abril la Justicia española negó la extradición, solicitada por Argentina, al antiguo inspector de policía acusado de 14 delitos de tortura, Antonio González Pacheco, alias Billy el Niño, “al no constar que fueran parte de un ataque sistemático y organizado hacia un grupo de la población” según expone el auto judicial. Auto que desde Ceaqua (Coordinadora Estatal de Apoyo a la Querella Argentina) se piensa demandar “por vergonzoso e indignante”.

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