jueves, octubre 31, 2024
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La joven Melda salió con vida de los escombros en Turquía

Los vecinos dieron el aviso: habían escuchado un ruido difuso detrás de un muro. Y después de cinco horas de trabajo, los socorristas consiguieron sacar con vida a Melda Adtas de entre los escombros del sismo en Turquía.

Más de 80 horas después del terremoto de magnitud 7,8 que arrasó el sureste de Turquía y el noroeste de Siria, encontrar supervivientes empieza a adquirir trazos de milagro.

Más todavía con el intenso frío nocturno que se bate sobre el país y, en especial sobre Antakya, la antigua Antioquía, capital de la devastada provincia de Hatay.

Pero en el inmueble de Melda ya pudieron rescatar a tres vecinos. Y los socorristas emprendieron su carrera contra el reloj bajo la mirada angustiada de un padre que no conseguía localizar a su hija.

Melda, de 16 años, estaba atrapada bajo un muro derrumbado en una especie de pozo profundo.

El jefe del equipo, Suleyman, es un minero del mar Negro que se desplazó al sur del país para echar una mano.

Sin él, aseguran sus compañeros, el rescate no hubiera sido posible, porque Suleyman sabe adentrarse en los agujeros más oscuros.

Trabajando en silencio para mantenerse en contacto con la joven, fueron retirando los obstáculos uno a uno hasta llegar a Melda, magullada y maltrecha, pero todavía viva, a la que extrajeron con cuidado.

Entre seis socorristas, con casco y cubiertos de polvo, levantaron la camilla tras haber cubierto a la joven con una manta para protegerla contra el frío y las miradas indiscretas.

La mayoría de víctimas, sorprendidas cuando dormían, vestían poca ropa cuando la tierra tembló.

Una vez la joven fue llevada a resguardo a la ambulancia, los hombres se abrazaron, besaron y felicitaron, algunos de ellos en lágrimas.

“¡No hemos trabajado para nada! ¡Hemos sacado a una chica de entre los escombros!”, se enorgullecía uno.

“¿En qué día estamos?”, preguntaba otro, exhausto y desorientado tras días de trabajo agotador.

Pero entre ellos, el más contento era el padre de Melda: “¡Que Dios os bendiga! ¡Que Dios os bendiga a todos!”, exclamaba entre los aplausos de los vecinos. (AFP)

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