La increíble historia del barco que naufragó hace un siglo en Corrientes y fue encontrado dos veces
Los restos del barco hundido hace más de 100 años, avistado en la localidad correntina de Itá Ibaté, a pocos centímetros de la superficie por la extraordinaria bajante del río Paraná, ya habían sido descubiertos en 2014 por una expedición de buzos que buscaba otra embarcación en la misma zona y que registró aquel hallazgo en un video revelado ahora por primera vez.
El barco llamado Parténope, que según los registros de la Prefectura Naval Argentina se hundió a principios de 1900 y según investigaciones locales, en 1867, renació la semana pasada y dejó atrás historias y leyendas en el pequeño pueblo de 4500 habitantes situado a 160 kilómetros al este de la capital de Corrientes.
La noticia del fabuloso hallazgo tiene un antecedente poco conocido. La embarcación fue descubierta hace seis años por un grupo de buzos de Corrientes, que viajaron a Itá Ibaté tras el rastro de un navío de la Guerra Civil Paraguaya que creían, había naufragado en esas aguas.
Sin embargo, en las inmersiones de un soleado día de marzo de 2014, lo que encontraron a poco más de cinco metros de profundidad, fueron las ruinas del Parténope, el navío protagonista de los más variados relatos de los itaibateños.
El instructor de buceo deportivo y director de la fundación de buceo “Cruz del Sur”, Marcelo Arrúa, encabezó aquella expedición junto a su compañero Walter Chequín y contó a Télam la historia del descubrimiento.
“Fuimos cinco buzos los que llegamos a Itá Ibaté para confirmar la historia que una tía abuela le había contado a uno de ellos: una cañonera paraguaya había naufragado frente a las costas de Itá Ibaté durante la guerra en 1947”, narró a Télam.
Tras ese barco hundido estaban, cuando en la travesía subacuática se toparon con otro: “Había una bajante y mucha visibilidad y eso nos permitió divisar un barco de vapor, con varias partes de su estructura en buen estado de conservación”, detalló.
“Nos sorprendió haberlo encontrado a tan solo 40 metros de la costa y a poco más de cinco metros de profundidad”, expresó Arrúa.
Supieron luego que se trataba del Parténope y en la inmersión pudieron ver en detalle su dimensión.
“Tenía un largo (manga) de entre 6 y 8 metros y una eslora (ancho) de 2,5 a 3 metros y lo primero que identificamos fueron sus ruedas de impulsión, una por cada flanco”, describió a Télam el instructor de buceo, entre otras características del navío.
Dijo además que cree que la embarcación transportaba ganado en pie “desde las islas al continente, pero no era muy grande, tal vez cuatro o cinco vacas”, aclaró.
Según información que recabaron en la zona, la embarcación “ya estaba bastante vieja y deteriorada en 1900, cuando una noche de tormenta se soltó de sus amarras en la costa y se hundió”, narró Arrúa, que agregó que tras el hallazgo en 2014, fueron a la Prefectura de Itá Ibaté, les firmaron la bitácora y allí presentaron las fotos subacuáticas del Parténope, las mismas que circularon días atrás cuando la noticia llegó a los medios.
Ese día de marzo, hace seis años, el entusiasmo también llevó a los buzos a la Municipalidad del pueblo: hablaron con el intendente y le contaron del descubrimiento y fue entonces cuando el jefe comunal también les habló del barco perdido.
“Nos contó que los relatos sobre el Parténope, transmitidos de generación en generación, eran parte del folclore de Itá Ibaté, todos sabían de su existencia y del naufragio”, recordó Arrúa.
También se enteraron que, por esos días, los alumnos de quinto año habían hecho un video sobre el barco hundido hace más de un siglo, que se puede ver en YouTube como “Parténope, el barco perdido”.
De este modo, en aquel año 2014, la expedición de los buzos correntinos fue descripta con lujo de detalles en el muro de Facebook de Buceo “Cruz del Sur”: allí están aún la crónica, la secuencia, los detalles y las fotos subacuáticas de esa jornada en las aguas del río Paraná en Itá Ibaté.
Así resultó que el Parténope, el barco que naufragó hace más de un siglo, fue descubierto dos veces en una década: primero por una expedición de buzos en 2014 y ahora en 2020 por la extraordinaria bajante del río Paraná, que por su escaso caudal, está dejando sus secretos al descubierto.