La hermana del piloto del avión caído está convencida de que fue “un sabotaje”
“Yo no creo en el accidente ni en la falla humana”, aseguró Pía Ronzano.
Por un mes vivieron buscando y con el miedo a no encontrarlos nunca. Ahora que ya saben dónde están, tendrán que esperar otros 15 días para saber si esos restos son los de sus hijos, esposos, hermanos. El duelo de las familias de los ocupantes del avión que cayó al delta del río Paraná, está lejos de terminar.
También hay que esperar al menos seis meses para saber por qué cayó el avión. Las causas sólo podrán determinarse una vez concluido el análisis de los restos del aparato, que todavía ni siquiera fueron removidos en su totalidad del lugar. “Tenemos que seguir esperando para poder llorar”, dice con la voz quebrada Pía Ronzano, la hermana de Matías, el piloto de la aeronave. “¿Qué va a ser? ¿Un mes más? Estamos destruidos”, contó.
Cuando se le pregunta si abona la teoría del sabotaje, la hermana del piloto insiste. “No puedo decir que fue un atentado. Pero estoy segura de que no fue un accidente o una falla humana. En San Fernando le hicieron algo o le pusieron algo para que el avión cayera de golpe, luego de haber volado desde Lincoln sin problemas”, dice.
Al dolor se le suma el cansancio de su familia, la desconfianza, la impotencia y bronca por el tiempo que se demoró en encontrar al avión. “A mi hermano no lo voy a volver a ver y eso me destruye. Pero quiero saber la verdad. Yo no creo en el accidente ni en la falla humana. Estoy convencida de que hubo un sabotaje. Las tres familias vimos los videos del aeropuerto de San Fernando en el Juzgado y en la Fiscalía y allí se ve muy claro que hay una cuarta persona que se acerca al avión, después de que fue chequeado y cuando los pilotos y el pasajero (Matías Aristi) estaban adentro. Esperamos que se siga investigando esa pista, porque sino no hay explicación para que el avión caiga en picada a minutos de salir”, manifiesta Pía.
Y amplía, “estuvimos más de dos días viendo una y otra vez esas imágenes, que tienen muy mala calidad. El monitoreo de las cámaras se hace de forma manual y me da la sensación de que todo el tiempo evita mostrar el avión completo. No se ve cuando carga combustible. Después de que suben primero Emanuel Vega (el copiloto), mi hermano y Aristi, el avión es chequeado y posteriormente se ve que una cuarta persona se acerca a la puerta por delante del avión y llega hasta abajo del ala. No sabemos si sube o baja, porque no se ve. Lo que no queda dudas es que se acerca el avión. Y no se sabe nada de quién es esa persona y por qué estaba allí”.
“Investigamos todas las hipótesis. Incluso la de que ellos pudieran haber sido víctimas de un ilícito”, manifestó la jueza Sandra Arroyo Salgado.
La familia de Ronzano cuenta que para poder volar el avión, Ignacio Aristi le pidió que hiciera un curso de cinco meses para estar habilitado para ese porte de nave. Después, cuenta Pía, el propio dueño de la empresa lo hizo volar de copiloto por varios meses para familiarizarse. Quien piloteaba era el propio Aristi. “Cuando nos enteramos de que habían desaparecido, Ignacio nos dijo ‘quédense tranquilos que Matías es un excelente piloto. Es mejor que yo. Sino no le hubiera confiado la vida de mi hijo'”, apuntó.