La elección de primera alcaldesa trans en Francia realza la escasa presencia política del colectivo
La repercusión mundial que causó la reciente elección de la primera intendenta trans en Francia puso de manifiesto la cuasi invisibilidad de esta población en los cargos públicos a nivel global, con apenas un centenar de victorias en los últimos 40 años en todo el planeta.
Marie Cau, de 55 años, se convirtió el pasado 23 de mayo en la alcaldesa de Tilloy-les-Marchiennes, un pueblo de 550 habitantes ubicado en el norte del país, luego de ser elegida por el consejo municipal local, compuesto únicamente por miembros de su lista, tras ganar los comicios municipales de marzo pasado.
“Pensé que iba a pasar desapercibida y sólo ser noticia a nivel local, y al final, me sorprendió, me hicieron notas en la prensa extranjera, vinieron medios de todo el mundo, nuestro pueblo nunca fue tan famoso”, dijo Cau durante una entrevista con la cadena TMC.
Muchos de los titulares de los diarios la destacaron como un “símbolo”, algo a la que la flamante intendenta reaccionó con sorpresa.
“Primero dije: ‘esto es un no suceso’, porque la persona es elegida en base a un programa y un equipo”, declaró Cau, aunque después reconoció que la población LGBTIQ+ vio su triunfo como un signo de esperanza y de normalidad, “porque se dicen: ‘al final es posible'”.
Aunque en la última década el colectivo trans ganó visibilidad y las candidaturas se multiplicaron, las personas trans electas para ocupar cargos políticos son aún escasas en el mundo.
Hasta ahora, sólo ocho fueron elegidas como legisladoras nacionales: la primera fue Georgina Beyer en 1999 en Nueva Zelanda, una maorí que cuatro años antes había sido la primera intendenta trans electa en el mundo.
Una inspiración para Beyer fue Carmen Rupe, otra maorí neozelandesa considerada como la primera candidata abiertamente trans del planeta, quien se presentó en 1977 sin éxito a la alcaldía de Wellington, capital del país.
Después de Beyer, Vladimir Luxuria fue electa en 2006 como parlamentaria nacional en Italia, Alexandra Grodzka en 2011 en Polonia, Michelle Suárez en 2014 en Uruguay, Tamara Adrián en 2015 en Venezuela, Geraldine Roman en 2016 en Filipinas y Diane Rodríguez en 2017 en Ecuador.
Otro puñado de candidatas trans fueron elegidas intendentas en una decena de países, siendo una de las más conocidas Jeanny Bailey, ex alcaldesa de la ciudad británica de Cambridge.
De hecho, fue en el Reino Unido que se produjo el primer triunfo electoral de una candidata abiertamente trans, con la elección en 1986 de Rachael Webb como concejala del distrito londinense de Lambeth.
Pero las personas trans tienen muchas dificultades para ganar las elecciones, más incluso que los gays o lesbianas.
En total, entre 1977 y 2016, unas 150 candidatas trans compitieron en comicios en una treintena de países y obtuvieron 75 victorias -incluidas las reelecciones-, según Standing Out, el reporte más exhaustivo hecho al respecto, elaborado por los investigadores Logan S. Casey y Andrew Reynolds.
Si a estos datos se suman los triunfos reportados por los medios durante estos últimos cuatro años, el cúmulo de conquistas electorales trans asciende a 102 en los últimos 43 años.
Aunque puede resultar una cantidad considerable, es ínfima teniendo en cuenta los millones de personas que compiten cada año en las carreras electorales alrededor del globo, tanto a nivel local como nacional.
No obstante, al día de hoy, el mayor triunfo para el colectivo trans en el mundo es llegar a presentarse en candidaturas, dado los numerosos obstáculos sociales, políticos, económicos y partidarios para poder postularse, además de la violencia y discriminación a la que se exponen.
Según el informe de Casey y Reynolds, en los últimos 30 años, el perfil típico de un o una candidata trans es el del activismo independiente, alguien que tiene el valor suficiente para presentarse, pero cuyas probabilidades de éxito no superan el 30%.
Las mayores chances las tienen a nivel local en áreas progresistas y urbanas, si bien ya el hecho de participar en comicios supone un logro para la población trans, ya que la visibilidad permite allanar el camino a futuros aspirantes.
En promedio, casi el 90% de los candidatos en el mundo son mujeres trans, pero de los siete hombres trans que participaron en elecciones reportados por Standing Out, cuatro resultaron elegidos, lo que sugiere que las mujeres trans también son víctimas del machismo en la política.
Si bien un total de 30 países registraron candidaturas trans, la mayoría se concentraron en Estados Unidos -más de la mitad del total mundial- y en el Reino Unido.
Las dos regiones sin participación política trans a nivel mundial son África y Europa del Este, con la excepción de Polonia.
En el resto del planeta, el colectivo trans tuvo conquistas electorales en una veintena de países, cuya probabilidad de acceder al cargo varía según cada región: más del 50% en Europa, alrededor del 40% en América Latina y Oceanía, un tercio en Asia y menos del 30% en América del Norte.
Al observar estos datos, llama la atención que la receptividad de las personas trans sea mayor en los países latinoamericanos que en Estados Unidos, pese a que la región es la más violenta para con esa población a nivel global, al registrar el 78% del total de homicidios ocurridos entre 2008 y 2019, según el balance del Observatorio de Personas Trans Asesinadas.
Sin embargo, América Latina es la región donde más se han incorporado a las legislaciones nacionales los derechos de las personas trans, siendo Argentina uno de los países pioneros.
No obstante, el colectivo trans tiene aún problemas para ser electo a los cargos públicos en el país.
Argentina carece de un registro oficial de las candidaturas trans pero, según transcendió en los medios, hubo al menos una veintena en las últimas elecciones nacionales, aunque sólo una ganó,Jessica Ortiz, quien se convirtió en la primera concejala trans de Salta.
“Me votaron como Jessica, no como un fenómeno; será un orgullo trabajar para mi pueblo”, dijo tras su triunfo.