La carga inalámbrica de teléfonos despegará este año
Nokia intentó potenciarla con varios de sus modelos, pero la llegada de Samsung al segmento con sus Galaxy S6 marcará un punto de inflexión. Ikea mostró una línea de muebles con estaciones de carga incluidas, algo que determinará el adiós definitivo a los cables.
Durante el Mobile World Congress, la feria más importante del sector celebrada en Barcelona, estos artilugios recibieron un significativo impulso por parte de los grandes fabricantes como el surcoreano Samsung.
Desbancado de su liderazgo mundial en el último trimestre de 2014 por Apple, Samsung reveló en Barcelona su nuevo modelo insignia, el Galaxy S6, con el que espera recuperar su dominio perdido. Una de sus grandes novedades es, precisamente, la posibilidad de ser cargado sin necesidad de cables en un tiempo reducido.
El gigante de los muebles sueco Ikea también mostró en Barcelona que en pocos meses lanzará en Europa y Norteamérica una línea de mesitas de noche, lámparas y escritorios dotados de cargadores inalámbricos. Más adelante lo comercializarán en el resto del mundo.
Con este sistema, bastará con colocar el móvil sobre una base para que se recargue, ya sea por inducción o por transmisión de ondas. Eso sí, el dispositivo deberá estar equipado con un receptor adecuado.
Surcoreanos y suecos tomaron la solución Qi propuesta por un consorcio de 200 empresas. Según este consorcio, creado en 2008, este sistema es el más expandido en el mundo con puntos de carga en 3.000 hoteles, restaurantes, aeropuertos y espacios públicos.
Además, asegura que más de 80 modelos de smartphones y 15 tipos de vehículos y accesorios están equipados con él.
Un estándar homogéneo
Estos anuncios “permitirán dar un gran paso adelante”, espera Inge Täuber, de la empresa alemana L&P Automotive, que participa en este proyecto.
Esta ejecutiva destaca la vertiente práctica de la recarga inalámbrica: los fabricantes no deberán proveer los cables y los usuarios se ahorrarán cargar con ellos todo el día bajo la amenaza de quedarse sin batería.
“La gente no debe tener miedo a que sus bases de carga se queden obsoletas porque serán compatibles con las nuevas generaciones de smartphones”, aseguró.
Tampoco será un inconveniente que los dispositivos no estén equipados de receptor porque existen adaptadores, en forma de funda protectora o pequeños accesorios, comercializados desde unos pocos dólares.
Kevin Curran, miembro del Instituto de Ingenieros de Electrónica y Electricidad (IEEE) y profesor de informática en la universidad de Ulster (Irlanda del Norte), opinó que 2015 “es probablemente el año de la recarga sin cable” debido al auge del estándar Qi.
Este se encuentra en competencia con otros dos estándar, el PMA y el A4WP, apoyados por cerca de 200 empresas del mundo de las telecomunicaciones, la informática y la electrónica. Estos prevén fusionarse a mediados de 2015 para reforzar su peso y “acelerar el crecimiento de este mercado incipiente”.
Para Täuber, la competencia de estos dos grandes actores no supone un problema real para la definición de un estándar común o para el desarrollo de bases compatibles con las diferentes tecnologías.
Se trata de ir hacia un “estándar homogéneo”, explica. Pero hasta ahora los fabricantes de teléfonos no consiguieron este objetivo a pesar de la presión, especialmente por parte de la Unión Europea, de imponer unos cargadores universales antes de 2016. Una primera tentativa de la Comisión Europea para conseguirlo en 2010 resultó un fracaso.
Para los analistas todavía resulta complicado cuantificar el peso de este nuevo mercado. El “Wireless Power Consortium”, del estándar Qi, cifra en 50 millones el número de cargadores vendidos en 2014, un año en que las ventas mundiales de teléfonos alcanzaron los 1.800 millones de unidades, según la consultoría Gartner.
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