Juanse, tuvo un emotivo encuentro con el Papa Francisco
Hace unos años, Juanse se volcó al camino de la fe. Ese es ahora el centro de su vida. Este miércoles su religiosidad se potenció con su visita a la Santa Sede, en Roma. Y tuvo un encuentro especial con el Papa Francisco. “La experiencia siempre es gratificante en todo sentido. En mi caso, desde el punto de vista espiritual, fue superior”, contó el líder de los Ratones Paranoicos.
Esta es la segunda vez que el músico viaja a Roma para encontrarse con Francisco. El primer encuentro en el Vaticano ocurrió en noviembre de 2015. Allí, Juanse explicó por qué fue muy especial para él. “Fue reconfortante. Significó algo importantísimo para la comunidad a la que pertenezco. La figura del Papa es para mí lo que es para todos los católicos, el representante de Jesús en la tierra a través de la figura de San Pedro como piedra edificadora de nuestra Iglesia”, había dicho.
Ahora, el comandante de los Ratones Paranoicos -banda que se tomó un impasse por tiempo indeterminado-, en diálogo con algunos medios, manifestó sus sensaciones de este nuevo acercamiento.
“Pienso en mi comunidad y me emociona mucho haber recibido el afecto que recibí en este encuentro. Y espero que esto sea una prolongación de lo que yo siento a los que vean las imágenes y escuchen el testimonio de lo que ocurrió. Estoy muy contento y bendecido, me siento inconmensurablemente gratificado por todo y espero que sirva a otros”.
Juanse y su nuevo encuentro con el Papa Francisco.
El camino espiritual del músico comenzó, según sus propios dichos, en 2004. “Estaba en el living de mi casa, no recuerdo cuándo. Todo comenzó en aquel año cuando escribí una canción que se llama Simpatía para un disco muy exitoso nuestro que se llamó Girando. Se lo dediqué a Cristo. Tuve inconvenientes porque a la gente le da inhibición hablar sobre Él, no en privado pero sí en exposición”.
Pero esta “conversión”, como elige decir Juanse una y otra vez, recién se pronunció fuertemente hace siete años, cuando vio la imagen de Cristo en el living de su casa. Y así lo explicó en una entrevista con este diario: “Tengo un piso, de un lado es madera y del otro mármol rojo. Tengo el rostro de Cristo de perfil, es la pasión. Después fui averiguando, pero se dibujó sólo”.
“Si lo ves te sorprende mucho. Las vetas de ese mármol rojo, la disolución y la fosilización de la sal de las estrellas de mar generan vetas, con el paso de los siglos y… no sé cómo explicarte. Rezando un día vi eso y me sorprendió muchísimo. La experiencia más fuerte que tuve fue mi conversión, cuando estaba en mi living”, contó.
“Mi casa es como un cuadrado donde se comunica todo. Está dividida por puertas. Yo cierro las puertas porque me gusta estar solo, pensando qué libro leer y esas cosas, y ese día miré la puerta de la cocina y sentí una cosa que no sé describir. Es como una gigantesca ficha rectangular de lágrimas. Me atravesó. Sentí la sal y todo”, detalló.
“Nunca sospeché que podía tener consistencia táctil, en ningún momento pensé que iba a mojarse. A partir ahí, cuando volví a girar, ya había cambiado todo en mí. Era un fumador empedernido, un gran tomador de todo tipo de bebidas: dejé de fumar y nunca más pude volver. No es que no quiero, no me molesta que lo hagan. Informo de qué se trata nada más, para que no lo sigan haciendo”. (Clarín)