Joven de Neuquén denunció a su padre por abuso y ahora se arrepiente
Una joven neuquina de 21 años está arrepentida y quiere que escuchen su verdad. Hace cuatro años denunció a su padre por violación, pero hoy afirma que fue todo una mentira para poder tener más libertad. Exige que le tomen una nueva declaración para que el hombre recupere la libertad.
Para la Justicia, no hubo dudas sobre su relato, incluso en el juicio cuando la joven declaró contra su padre. Desde octubre, el hombre de 40 años, un policía neuquino, cumple una pena de cuatro años y dos meses de prisión por tentativa de abuso sexual con acceso carnal.
Si bien la calificación inicial era de un hecho consumado, no se pudo comprobar que existiera una violación pero sí que hubo una intención.
Todo comenzó a principios de 2013 cuando en ese entonces la joven tenía 16 años. “Mi papá me sobreprotegía mucho, era muy estricto y me cansé de eso. Pero nunca pensé que lo que dije podría llegar a juicio y condenarlo”, aseguró la joven en diálogo con LM Neuquén. Es la mayor de cuatro hermanos de una familia muy numerosa, que se vio sorprendida ante la denuncia de la adolescente.
A la primera persona que le contó fue a una amiga del colegio secundario y después en la escuela, donde le aconsejaron que lo hablara. “Me sacaron de mi casa y me llevaron a un hogar de niños, donde estuve un mes. Ahí me preguntaron con quién prefería vivir y dije que con mis abuelos maternos”, recordó. “Estuve tres años sin ver a mi mamá ni a mi papá, vivía encerrada en lo de mi abuela. No quería hablar con nadie de ese tema”, expresó la joven.
Tras la denuncia ante la Defensoría del Niño y el Adolescente, la llevaron ante una médica para que la examinara y ante un psicólogo. “Me dieron un test con preguntas y me dijeron ‘llená esto, tenés una hora’”, describió la joven sobre su entrevista, enojada porque no tuvo una charla con el profesional. Además, visitó a una psicóloga del barrio pero para que le otorgaran la beca para estudiar.
“Me decía que le contara sobre mí y yo le hablaba de todo, menos de eso”, recordó la joven.
A mediados de 2015, la fiscal de delitos sexuales Soledad Rangone la llamó para decirle que el juicio estaba próximo a realizarse. “Ahí me quedé helada. Me sentí muy mal”, contó, aunque aseguró que fue tanto el miedo que mantuvo su postura hasta el juicio inclusive. “Yo lloraba porque sabía que lo que hacía estaba mal, pero no reaccioné en ese momento”, afirmó.
Recién a principios de 2016, ella decidió sacarse la pesada carga que sentía. “Le pedí a mi hermano que le preguntara a mi papá si podía hablar con él. Hablamos por teléfono y esa misma noche fui a cenar a mi casa”, relató. Fue un proceso paulatino, pero al tiempo ya estaba viviendo con sus padres y hermanos nuevamente.
Pese a que su padre ya estaba condenado, aunque la sentencia no estaba firme, pensó que la historia terminaría allí. Desde ese momento, sola, con su madre o con alguna de sus tías fue en reiteradas ocasiones a la Fiscalía para contar la verdad y decir que fue “todo una mentira”. Sin embargo, sostuvo que nadie la escuchó. “Quiero que me escuchen, si hace falta que me hagan una causa por falso testimonio a mí, pero mi papá no tiene que estar preso”, concluyó.
“En todo momento estuvo muy firme, fue un testimonio muy contundente”, aseguró la fiscal Soledad Rangone sobre la declaración de la joven. La sentencia pasó tres instancias judiciales posteriores donde fue confirmada en todas las oportunidades.
Rangone aclaró que lo primero que se toma en cuenta para un caso así es la palabra de la víctima, pero también los exámenes médicos y psicológicos que se le practicaron a la joven. Si bien no se pudo comprobar la violación, los profesionales explicaron que tenía signos de haber sido abusada. “Tuvo un seguimiento psicológico con dos médicas que declararon y hubo intervención de la escuela también”, destacó la fiscal.
En el juicio declararon una amiga, profesoras, la defensora del Niño y el Adolescente, Nara Osés, los psicólogos que la entrevistaron y algunos familiares de la joven. La fiscal sostuvo que en ningún momento el tribunal de jueces dudó de la credibilidad del testimonio de la víctima, que como ya tenía 18 años declaró en persona.
Por último, confirmó que tras la condena, la joven fue varias veces a la Fiscalía. “El abogado defensor del padre presentó una denuncia por falso testimonio de ella, que fue investigada pero se archivó”, sostuvo.
“Si hace falta que hagan una causa en mi contra, no me importa, pero mi papá no tiene por qué estar preso”
Sin respuestas, la joven se animó a contar su historia a través de la red social Facebook. “Esperé a estar sola en la casa y me filmé. Conté todo tal como fue, que inventé el hecho y ahora quiero que me escuchen porque él no merece estar ahí”, comentó. Sin revelar su cara por completo grabó 17 minutos con un resumen de lo acontecido los últimos cuatro años y fueron sus familiares quienes se encargaron de difundirlo.
“Nosotras queremos que a ella se la llame a declarar”, contó una de sus tías por parte del papá, quien la acompañó durante la entrevista y aclaró que su sobrina quiere hablar por su propia voluntad. “Cuando empezó todo, yo sabía que no era así, pero mi hermano y mi cuñada la entendían”, confió la tía sobre la situación. Confirmó que su hermano era estricto, incluso el mismo condenado reconoció en el juicio que les aplicó a sus hijos algunos “correctivos”.
“Me decían que estaba bajo presión, pero es mentira. Yo estoy viniendo porque quiero y no porque me pusieron una pistola en la cabeza, por eso fui muchas veces sola, aunque no me escucharon”, explicó enojada la joven.
El video tuvo más de 20 mil reproducciones y comentarios a favor y en contra. Alertada sobre esto, comprendió que tras la difusión de la historia en el diario sería juzgada por miles de personas, pero que no le importaba siempre que se supiera la verdad.