Invierno: por qué la alimentación sana no debe tomarse vacaciones
Con las vacaciones de invierno, se vive un tiempo de dispersión, entretenimiento y ocio para los niños. Mayor tiempo en casa y más comidas afuera pueden significar cambios de los hábitos alimentarios de los pequeños. Padres, abuelos y otros adultos de la familia suelen ser los encargados de las comidas en estos momentos. Pero ¿qué es lo que pueden hacer para mantener una alimentación sana en estos días de vacaciones?
Cualquiera sea el encargado de tal responsabilidad, las vacaciones suponen cambios en muchos hábitos y la alimentación no es la excepción. Los chicos quieren disfrutar, jugar, experimentar y romper con la rutina propia de los días de concurrencia al colegio y las comidas suelen verse afectadas por este comportamiento. El ocio puede convertir en costumbre un mal hábito alimentario, adquirido en el contexto del aburrimiento. Además, el frío lleva a consumir mayor cantidad de calorías y, al estar más horas en la casa, eso invita a consumir alimentos de mala calidad y en mayor cantidad. Las vacaciones son una excelente oportunidad para fomentar hábitos alimentarios saludables porque no existe presión horaria ni actividades extracurriculares.
¿Por qué mantener una dieta equilibrada?
El cuerpo de los niños no se toma vacaciones y los nutrientes necesarios para el crecimiento – calcio; vitamina D, para enriquecer los hueso; hierro, micronutriente esencial para un desarrollo adecuado; zinc, para fortalecer las defensas – siguen siendo actores principales en la salud. No importa la estación del año que se trate, la alimentación saludable debe ser un hábito constante: ésta debe ser variada, equilibrada y distribuida en cuatro comidas, agregando un snack saludable como colación.
¿Qué hacer?
El desafío que tienen los adultos en estos días es grande: por un lado, entretener y llenar esas horas de ocio y, por el otro, continuar con el cuidado del crecimiento y desarrollo de los niños.
Mantener una alimentación sana debería resultar sencillo y agradable, ya que tenemos a disposición toda clase de alimentos con nutrientes importantes: lácteos fortificados, verduras, frutas y legumbres. Lo fundamental a la hora de cuidar la alimentación de los hijos es asegurarse de que lo que coman sea saludable.
Podemos aprovechar ese mayor tiempo que disponemos para estar con los niños para realizar actividades que les permitan adquirir pautas de alimentación saludable para el propio cuidado del cuerpo.
Estas actividades pueden realizarse en el marco del juego: descubrir colores, texturas, aromas y sabores; compartir la planificación de las comidas: elegir juntos las frutas y verduras de esta estación, conocer los alimentos que compramos y aprender cuáles contienen los nutrientes correctos para el crecimiento y desarrollo; participar en la cocción de los alimentos para que los niños tengan un sentido de pertenencia en relación con lo que comen y, además, estar más abiertos a probar nuevas variedades de alimentos.
Respetar buenas prácticas
En estas semanas de más relax, no olvidemos respetar los horarios de las comidas y dedicarles más tiempo: comer de forma relajada permite una mejor digestión y menor estrés. Es un momento ideal para reforzar la costumbre de comunicarse dejando de lado los juguetes, celulares, tabletas o tv e interesarse en lo que hace, piensa y siente cada integrante de la familia.
* El doctor Gonzalo Rojo (M.N 109517) es médico pediatra.
Fuente: Docsalud