jueves, noviembre 21, 2024
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Infectólogo vaticina un fútbol con capacidad reducida en estadios y público con barbijos

El infectólogo Eduardo López vaticinó hoy que el futuro del fútbol, tras la pandemia de coronavirus, estará marcado por “estadios con capacidad reducida y público con barbijo” como nuevas medidas y hábitos para evitar contagios.

“Es posible que cambien algunas conductas, por ejemplo, que se intente respetar un mayor distanciamiento social en los estadios, lo que obligaría a colocar asientos en todos los sectores y limitar espacios. También que el público utilice barbijos, especialmente en invierno, como sucede en Europa, Japón o China, donde casi es una rutina”, imaginó López en diálogo con Télam.

El infectólogo, asesor de los gobiernos nacional y porteño en la lucha contra la pandemia, también calculó que el coronavirus modificará conductas de la vida cotidiana de los argentinos.

“El abrazo o el saludo con un beso posiblemente se abandone y también la costumbre de compartir el mate. uizás suceda como en Uruguay, donde cada uno tiene su propio mate”.

Bajo la condición del desarrollo de la pandemia en Argentina, que de acuerdo al último informe oficial registra 4.532 casos confirmados y 229 fallecidos, López estimó como “muy difícil pero no imposible” la posibilidad de que los hinchas puedan volver a las canchas cuando retorne el fútbol.

“Dependerá de que disminuya el ritmo de contagio y que el virus pierda capacidad de transmisión a partir de septiembre u octubre. Si el coronavirus sigue hasta diciembre, olvidémonos del público en las canchas”, avisó.

En España, la presidenta del Consejo Superior de Deportes, Irene Lozano, planteó que “hasta que no se tenga una vacuna contra el Covid-19 no podrá haber partidos con público” en La Liga.

Consultado por una decisión similar en Argentina, López aclaró: “Si es así, no habrá público hasta abril o mayo del año que viene, porque la vacuna podrá aparecer antes pero después habrá que analizar la capacidad de producción para una gran masa de población”.

“Si ello no se puede garantizar, lo más lógico será que la vacuna se destine a las personas que integran los grupos de riesgo”, aseveró.

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