¿Hay que cambiarse la ropa y ducharse cuando se vuelve a casa del supermercado?
Para la gran mayoría, que puso en práctica el distanciamiento social y sale solo al supermercado o la farmacia, los expertos coinciden en que no hay necesidad de cambiarnos ropa o ducharnos al volver a casa, pero sí tenemos que lavarnos las manos.
Si bien el estornudo o la tos de un infectado pueden expulsar al aire microgotas virales y partículas aún más pequeñas, llamadas aerosoles, la mayoría caen al piso.
Hay estudios que muestran que algunos aerosoles pueden quedar flotando en el aire hasta media hora, pero no es como un enjambre de mosquitos y difícilmente tomen contacto con nuestra ropa.
“Una microgota tan pequeña como para quedar flotando en el aire difícilmente se deposite en la ropa, por simple efecto de las leyes de la física”, dice Linsey Marr, científico del Instituto Tecnológico de Virginia.
Pero, ¿por qué esas gotas pequeñas y partículas no suelen aterrizar en nuestra ropa?
“Esas microgotas siguen flujos laminares, que son las corrientes de aire suave que circulan alrededor de una persona. son como esos insectos diminutos o partículas de polvo que fluyen junto a un auto a baja velocidad, pasan sin tocarlo, pero que golpearían contra el parabrisas si el auto fuese más rápido”, dice marr.
“Los humanos no podemos movernos tan rápido como para que pase eso”, se explaya Marr.
“Al movernos, nos abrimos paso desplazando el aire, y al hacerlo también desplazamos esas microgotas y partículas. Alguien tendría que estar tosiendo o estornudando grandes gotas alrededor nuestro para que puedan aterrizar en nuestra ropa. y esas gotas tendrían que ser lo suficientemente grandes para no seguir los flujos laminares y lo suficientemente chicas como para no caer pesadamente al piso”.
O sea que si uno fue al supermercado y alguien le estornudó encima, probablemente lo mejor sea volver a casa, sacarse la ropa y bañarse. Pero el resto de las veces, podemos confiar en que al movernos despacio empujamos el aire y alejamos las partículas virales de nuestra ropa. (The New York Times – La Nación)