Franz Ferdinand se presenta hoy en Buenos Aires
En su cuarto disco, el cuarteto de Glasgow recuperó la energía juvenil de su debut y su costado más ágil y pop. “Sólo se necesita tiempo para hacer un repertorio divertido y eso fue lo que sucedió en esta ocasión”, afirma el baterista Paul Thomson.
Después de presentar sus cartas credenciales al público argentino como el embajador más festivo, solvente y hitero del indie de la Union Jack en la última década, Franz Ferdinand podría haberse convertido en el primer grupo de la Escocia secesionista en pisar Buenos Aires. Pero el pasado 15 de septiembre, luego de que los unionistas triunfaran en el referendo que decidía si la cuna de San Patricio, William Wallace, Arthur Conan Doyle, Sean Connery, y Willie (el jardinero de Los Simpson) seguía siendo o no parte del Reino Unido, la contingencia se resistió a que una banda que entiende de historia (lo que demuestra hasta su nombre) esta vez la escribiera. “Estuvimos muy cerca de conseguirlo”, se lamenta Paul Thomson, baterista del grupo que apoyó tenazmente el “YesScotland”, consigna de la campaña proseparatista. Incluso, pocos días antes de la consulta, el cuarteto participó del festival A Night for Scotland, celebrado en el Usher Hall de Edimburgo, junto a otros artistas próximos al deseo soberanista. “Lo que este referendo dignificaba era nuestro orgullo. Fui muy tonto al pensar que la mayoría de la gente en Escocia deseaba la independencia”, reconoce el músico de 38 años, al otro lado del teléfono. “Ganaron los pragmáticos: los financistas, más pendientes de su dinero que de ellos mismos, y las personas mayores por sobre los jóvenes y los soñadores de un futuro mejor. Somos un país diferente a Inglaterra, por lo que no había ninguna razón para que nos siguieran gobernando. Aunque para otros no fue tan obvio.”
Aunque, salvo el batero, los integrantes del grupo nacieron en Inglaterra, eso no fue impedimento para que Alex Kapranos, su frontman, se mostrara junto con el promotor de la independencia escocesa, Alex Salmond (ministro principal de esa nación). Y pese a la decepción que embarga a los músicos, Thomson asegura que esta derrota no menoscabó sus ganas de reencontrarse con el público argentino, al que además le agradece los mensajes de apoyo tras el plebiscito. Y, de paso, promete para hoy a las 21, en el Estadio Malvinas Argentinas (Gutemberg 350), un show contundente que devolverá todo ese afecto. “Espero que estén preparados”, advierte el también DJ. El cuarteto de Glasgow ya adelantó en Buenos Aires algunos temas de su cuarto álbum –Right Thoughts, Right Words, Right Action– durante un show gratuito el año pasado, pero esta performance será distinta, dice Thomson: “A diferencia de aquel recital, en el que básicamente tocamos el repertorio clásico de la banda, en esta ocasión repasaremos las canciones de este disco. Ya verán lo potentes que son en vivo”.
–Right Thoughts… será recordado como el disco de la resurrección de Franz Ferdinand, porque antes de su grabación Kapranos quiso dejar el grupo. De hecho, en la época de Tonight, su trabajo anterior, la relación entre todos ustedes era pésima. ¿Sintió en algún momento que era integrante del Titanic?
–No mucho. Si bien Tonight no me parece malo, empezás a creer en todo lo que leés, como esto de que el nuevo álbum significó nuestra resurrección, y luego te querés ahorcar. Sólo se necesita tiempo para hacer un repertorio divertido y eso fue lo que sucedió en esta ocasión. No quiero parecer exagerado, pero fue el disco en el que mejor la pasamos. La grabación de You Could Have It So Much Better (2005), por ejemplo, fue bastante estresante, porque decidimos hacerla muy rápido. No disfrutamos del éxito una vez que excede las expectativas. Cuando entramos a grabar Right Thoughts…, lo hicimos sin saber qué iba a pasar. Eso nos provocó un gran pánico. Así que había poca alma, un comienzo, diferentes productores y, tras atravesar esa odisea, finalmente estaba listo. Nos llevó años, y creo que fue un esfuerzo subconsciente para permanecer juntos.
–¿Pensó en aquel entonces a qué se dedicaría si la banda se hubiera separado?
–No quise hacerlo. Luego de que nos tomamos ese descanso antes de grabar el nuevo disco, acepté la vida que viene después del éxito. No tenía casa, no tenía dinero, estaba un poco desorientado. Así que necesitamos tiempo para reconectarnos, y para volver a tomar en serio nuestra carrera. Decidimos divertirnos, así como ser más viejos y sabios.
A tres años del Tonight de la discordia, el cuarteto regresó con un conjunto de canciones, plasmadas entre el estudio de Kapranos y el del guitarrista Nick McCarthy, que si bien están lejos de superar a las de su álbum debut, se acerca a esa frescura manceba. Y aunque el repertorio flirtea con el pop, en “Goodbye Lovers and Friends” afirman: “No tocamos música pop. Vos sabés que la odiamos”. Más allá de eso, se trata de un álbum bien luminoso: “Creo que es un buen disco pop”, afirma Thomson. “Me refiero a que este repertorio lo hicimos con la intención de que fuera popular. Y es que tratamos de ser tan ágiles, indirectamente, como sea posible. Cada canción es fuerte por derecho propio, y eso era justo lo que quisimos hacer: una colección de temas enérgicos.”
–¿Y cuál fue la receta en esta ocasión?
–Todas las canciones fueron compuestas y terminadas antes de que se grabaran. Así fue como adquirieron nuestra identidad, al menos la de esta época. Alex y yo escribimos los temas, y luego se los presentamos al resto de los integrantes. El proceso fue muy diferente al de los últimos dos discos, en los que el repertorio nació en el propio estudio porque no habíamos tenido tiempo para componer. Se hizo muy estresante. De manera que, tras esa experiencia, sabíamos exactamente lo que debíamos hacer: queríamos pasar la menor cantidad de tiempo posible en el estudio, por lo que nos fijamos plazos para saber cuándo terminaríamos, que es lo más difícil en la realización de un álbum.
–Si bien Franz Ferdinand se transformó en un referente de la escena musical actual al empujar al rock hasta la pista de baile, entre los productores del disco sobresalen Alexis Taylor y Joe Goddard, de la banda inglesa Hot Chip, y el noruego Todd Terje, quienes hoy en día se encuentran entre los máximos arquitectos de la escena dance global. ¿Qué tanto influyeron en su sonido?
–Desde hace rato que estábamos con ganas de trabajar con algunos artistas a los que admiramos, con los que tenemos la mejor onda, y que salen del molde del productor tradicional, que tiene diez o veinte años más que nosotros. Todd, Alexis y Joe pertenecen a ese grupo de colegas con los que queríamos juntarnos, y con los que nunca colaboramos. Simplemente vinieron al estudio y dejamos que la magia fluyera. Esa circunstancia fue muy divertida y creo que se nota en las canciones. Siempre es muy placentero para nosotros sumar a gente como ellos a nuestros discos. Nos sentimos afortunados.
–¿Su experiencia como DJ afecta el ritmo de las canciones de la banda?
–A partir de que en mis sets paso house y otras cosas por el estilo, creo que, tras cuatro álbumes, todavía estamos haciendo canciones de medio tempo y “four on the floor” (“cuatro sobre la pista” es el patrón rítmico de la música disco y de la electrónica). Y es que estoy convencido de que el “four on the floor” jamás morirá.