viernes, noviembre 22, 2024
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Estudian establecer premios y castigos a empleados públicos

El Gobierno de Mauricio Macri negocia con los gremios del sector público un esquema de premios y castigos y considera que el gradualismo en el ajuste fiscal es el único camino posible. Estos fueron algunos de los conceptos que expresó Mario Quintana, vicejefe del Gabinete de Ministros en el marco del cierre de la asamblea anual de alumnos del IAE Business School, realizada el viernes pasado en Pilar.

En la Rosada se muestran muy satisfechos con los acuerdos que se logran con la dirigencia sindical cuando se sientan en la mesa el sector empresarios, los gremios y el Estado. “El acuerdo de Vaca Muerta abrió la puerta de un modelo que se replicó con automotores, construcción, entre otros,” explican con entusiasmo.

En este marco, resultó interesante lo que comentó ante más de 400 empresarios el presidente de Toyota, Daniel Herrero. Para poder concretar inversiones en la Argentina, la casa matriz, en Japón, demandó de un compromiso de los sindicatos, en momentos en que el ausentismo llegaba al 10%, explicó el empresario.

El titular del gremio Ricardo Pignanelli, líder de SMATA no tuvo inconveniente en viajar a Tokio para asegurar el apoyo del sector obrero. El resultado: los japoneses invirtieron en el país y hoy el ausentismo es uno de los más bajos del país, 2,9%.

En momentos en que la provincia de Buenos Aires lleva adelante una pelea con los docentes por bajar el nivel de ausentismo este ejemplo ratifica al gobierno que la pelea tiene sentido.

El tamaño del sector público también estuvo entre los temas que se plantearon en el encuentro. Desde esta perspectiva, Quintana relativizó el margen de acción del Poder Ejecutivo Nacional en la reducción de la cantidad de empleados públicos al explicar que de los 3,5 millones de agentes con que cuenta el Estado, 2,7 millones pertenecen a los gobiernos provinciales y municipales.

El Ejecutivo Nacional da ocupación a 780.000 personas, de las cuales unas 208.000 corresponden a la administración pública, 110.000 a las universidades, 120.000 a las cerca de 60 empresas públicas y más de 300.000 a las fuerzas de seguridad y armadas.

También resaltó los esfuerzos del Gobierno por mejorar la gestión y anticipó que piensan conversar con los sindicatos un esquema de “premios y castigos” para los empleados estatales. Esta iniciativa se enmarca en la intención oficial de volver a instaurar los concursos y jerarquizar el trabajo del empleado público.

En el Gobierno se defiende ante las acusaciones que sostienen que no se hizo nada en materia de reducción del empleo estatal al indicar que la tendencia de los gobiernos anteriores era de un crecimiento anual del 4% en la planta de empleados, corriente que se cortó el año pasado con una reducción de unos 13.000 agentes, equivalentes a una caída de 6%.

La reducción del gasto público según Quintana no es un tema sencillo. Precisó que desde comienzos 2000 el tamaño del Estado en la economía pasó del equivalente de 24% del PBI a 40% en la actualidad.

Este crecimiento de 16 puntos se explica en una tercera parte por el crecimiento de la estructura del Estado, en donde las provincias son responsables de cerca del 80% del problema, otro tanto por los subsidios -que es donde más está actuando el Gobierno- y el tercio restante por la incorporación de 3 millones de personas con escasos o nulos aportes al sistema jubilatorio.

Frente a esta situación consideró que el único camino posible para resolver la cuestión fiscal es el “gradualismo” ya que políticas de shock hubieran llevado a “una recesión muy compleja”.

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