En el Día del Maestro, diez datos curiosos sobre la vida de Sarmiento que seguro no conocías
En Argentina se celebra cada 11 de septiembre en conmemoración del fallecimiento del estadista. Conocé algunos episodios poco populares acerca de su historia.
Como cada 11 de septiembre, este miércoles se celebra el Día del Maestro al cumplirse un nuevo aniversario de la muerte de Domingo Faustino Sarmiento, estadista, escritor, político, militar, docente, periodista y referente de la educación nacional, que ejerció la presidencia del país entre 1868 y 1874.
La Primera Conferencia de Ministros y Directores de Educación de las Repúblicas Americanas celebrada en Panamá dispuso en 1943 esta fecha unificada para toda la región. Sin embargo, Argentina fue la única que la mantuvo.
Según la Secretaría de Cultura de la Nación, existen algunos acontecimientos que mucha gente todavía no conoce acerca de la vida del prócer:
No se llamaba Domingo. El nombre que figura en su partida de nacimiento es Faustino Valentín Quiroga Sarmiento. Lo habían nombrado Valentín porque nació un 14 de febrero, aunque fue registrado el día siguiente. Su familia siempre lo llamó Domingo, porque su madre era devota de Santo Domingo.
El apellido de sus antepasados era Quiroga Sarmiento, designación que llegó hasta el mayor de sus tíos, José Manuel Eufrasio Quiroga Sarmiento.
Pero tanto su padre Clemente como sus otros diez hermanos fueron inscriptos sin el “Quiroga”. Se dice que esto se debió a que el apellido Sarmiento se estaba extinguiendo.
Aprendió a leer a los 4 años. Sus primeros maestros fueron su padre, José Clemente, y su tío, José Eufrasio Quiroga Sarmiento. En 1816 ingresó a una de las llamadas “Escuelas de la Patria” y cuando finalizó tramitó una beca para el Colegio de Ciencias Morales que no le fue concedida. A partir de entonces, fue autodidacta. Un amigo ingeniero lo ayudó con las matemáticas, su tío con Latín y Teología, y aprendió francés por sus propios medios.
Plantó la primera vara de mimbre en el país en el Delta del Paraná. También se le atribuye haber traído las primeras semillas de nogales pecan de los Estados Unidos al Delta. Según su nieto, durante el último año de vida, el prócer enviaba varillas de mimbre por correo para promocionar su producción.
En Chile, dirigió la Escuela Normal de Preceptores, la primera institución latinoamericana especializada en preparar docentes.
Entre 1845 y 1847, emprendió un viaje por Europa, África y América para estudiar el sistema educativo de los países que visitó. Como resultado de ese viaje escribió los libros La educación popular, Viajes y el Diario de gastos, un libreta que el propio Sarmiento definió como uno de sus “mejores recuerdos”, con anotaciones en varios idiomas.
Organizó el primer censo nacional, en 1869. Este arrojó como resultado que en el país había 1.836.490 habitantes, siendo el 8% del total inmigrantes europeos, el 70% población rural y el 71% de los argentinos, analfabetos.
También inició la meteorología en el país. Durante su gestión como representante argentino en Estados Unidos, logró que el astrónomo Benjamin Apthorp Gould viajara al país para crear un observatorio astronómico, pero cuando Gould llegó, Sarmiento ya había levantado el Observatorio Astronómico de Córdoba, que adquirió entonces relevancia internacional. Ambos iniciaron los estudios argentinos de meteorología al crear, en 1872, la Oficina Meteorológica Nacional.
Mediante la Ley de Subvenciones de 1871, garantizó los fondos para la creación de nuevas escuelas y la compra de materiales y libros. Durante su mandato, y con apoyo nacional, las provincias fundaron unas 800 escuelas de primeras letras, alcanzando a un total de 1816 escuelas, de las cuales el 27% eran privadas. La población escolar se elevó de 30.000 a 110.000 alumnos.
Las calles nombradas “11 de septiembre” en todo el país, en general, se deben a la fecha de su fallecimiento, en 1888.