En dos de cada tres hogares bahienses declararon tener algún tipo de deuda
El Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales del Sur -dependiente del CONICET y la UNS, con sede en el Departamento de Economía de esa casa de estudios- publicó el último Informe sobre Endeudamiento en Hogares de Bahía Blanca.
“Habiendo transcurrido más de un año y medio desde su inicio, resulta evidente que la crisis provocada por la pandemia de coronavirus (COVID-19) ha magnificado las brechas estructurales existentes (educativas, de acceso a la salud, de género, de condiciones materiales de vida, etc.) con una incidencia más grave y perdurable en los sectores que ya se encontraban en condiciones de vulnerabilidad”, remarcaron sus autores y autoras.
Según indican, la crisis exacerbó tendencias presentes desde hace años en la economía nacional, como las pérdidas de calidad del empleo y de poder adquisitivo. “Eso no sólo impacta en las finanzas domésticas de los hogares en cuestión, sino también en el tamaño del mercado interno. Esto tiene un efecto especialmente pernicioso sobre las empresas pequeñas y medianas, que suelen atender la demanda local”.
El contexto de recesión, en este sentido, impactó de forma despareja entre sectores así como entre diferentes inserciones ocupacionales. La percepción de ingresos fijos, típica de personas asalariadas registradas, ha perdido en la batalla contra la inflación, pero se presenta como un escenario menos complejo que el de quienes realizan trabajos de manera informal, cuentapropistas y micro-pequeñas empresas dependientes del flujo cotidiano de actividad. Según los investigadores e investigadoras, medidas como el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) aunque limitadas, impidieron un aumento más intenso de la pobreza y la indigencia y mostraron tener efectos positivos en materia de género.
El trabajo presenta datos sobre ingresos y deudas de hogares de Bahía Blanca a partir de una encuesta realizada en junio de 2021, y además compara los resultados con la situación un año atrás. Fue realizado por Francisco Cantamutto, Cecilia Bermúdez, Daiana Bisterfeld y Nicolás Pérez. Se recibieron respuestas de 522 personas, siendo el rango etario de entre 30 y 45 años el más frecuente.
“Los datos alcanzan buena representación de las personas activas en el mercado laboral, de menos de 65 años, con altos niveles de estudio. Esto aplica especialmente aquellas empleadas en el sector público, cuentapropistas y desocupadas. La mayor parte (58%) son hogares con ingresos por encima de la línea de pobreza”, destacan.
Respecto de la situación educativa, la encuesta tiene un perfil claramente sesgado hacia personas que han alcanzado altos niveles de educación. “Se trata de una anomalía que limita el análisis estadístico de esta muestra en relación a la población de la ciudad. Más aún, expresa las dificultades para llegar a sectores sociales con mayores dificultades socio-económicas, tal como adelantábamos en la presentación. No obstante, contamos con 92 respuestas de personas con menores niveles de estudios, potencialmente asociados a situaciones sociales más vulnerables”, indicaron los y las autoras.
La situación de los hogares encuestados tras la pandemia
- Entre los hogares encuestados, un 36% debió incrementar las horas trabajadas, mientras que un 19% las mantuvo y un 19% las redujo.
- Poco más de la mitad declaró ganar lo mismo que antes, mientras que un tercio ganó menos y un 4% perdió sus ingresos.
- El 27% de los hogares recibió algún tipo de ayuda (un aumento respecto del 16% que recibió en 2020). Aumentó la ayuda entre familiares y personas cercanas, y también la presencia del Estado, en especial a través de la ayuda a empresas.
- Un tercio debió incrementar las horas trabajadas, la misma proporción tuvo menos ingresos que antes de la pandemia y casi el mismo porcentaje recibió algún tipo de ayuda de personas cercanas o el Estado.
- 2 de cada 3 hogares declararon tener algún tipo de deuda, lo que significa un aumento del 46% respecto de hace un año. Se visualiza un mayor problema de endeudamiento que en 2020.
- Si bien la toma de crédito se distribuye homogéneamente en todos los niveles educativos, los atrasos en los pagos disminuyen a mayor nivel educativo. Ambas formas de deuda –crédito y atrasos– crecen a medida que disminuyen los ingresos del hogar. Las mujeres, en especial, las jóvenes, muestran mayores niveles de endeudamiento que el promedio.
- La presencia de menores en el hogar aumenta de forma marcada la proporción de hogares endeudados. Esta situación se intensifica a mayor número de menores y menor número de personas adultas.
- 1 de cada 3 hogares tuvo atrasos en los pagos. Los dos motivos más referidos en esta materia fueron los pagos de impuestos y tasas, así como servicios públicos. Le siguieron en relevancia los pagos de cuotas de colegio/institutos y de alquileres (que afectó a 1 de cada 4 hogares que alquilan).
- 2 de cada 3 hogares tomaron nuevo crédito, siendo las tarjetas de crédito la fuente más utilizada (7 de cada 10 hogares con crédito). Le siguieron en relevancia los préstamos de personas cercanas (3 de cada 10).
- Los tres principales motivos para tomar deuda fueron la compra de electrodomésticos o ropa, los gastos cotidianos y las reparaciones en el hogar o en el vehículo.
- Un 53% de los hogares indicó que los pagos se llevaron un cuarto o menos de los ingresos totales. Este guarismo es compatible con la proporción que indicó que no sería un problema afrontar los pagos a futuro. Un 17% indicó que los pagos se llevaron casi todo o más de lo que se ganó.
- El 42% de los hogares endeudados tuvo problemas para cumplir los pagos acordados. Para resolver la situación, se dejaron de “dar gustos”, se redujo la cantidad o calidad de los alimentos y se dejaron de realizar consumos habituales. En un tercio de los casos la situación no se resolvió y en otro tercio se resolvió gracias a préstamos de personas cercanas.
“La encuesta muestra no solo un aumento de la deuda, sino un cambio en sus instrumentos y consecuencias. La importancia de las redes de cercanía es un dato destacable en este sentido, tanto en forma de ayudas como de préstamos informales. Asimismo, el crecimiento de las deudas para solventar gastos cotidianos indica una situación delicada desde el punto de vista de las condiciones de vida de la población bahiense”, sostienen sus autores.